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Economía de fichas: la tienda

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No me gusta que pase tanto tiempo entre las entradas pero he estado muy ocupada organizando el final de curso. Cierro una etapa con mis alumnos de 5 y 6 años y ya pasan a Primaria. Así que en esta entrada voy a contaros como ha resultado una actividad que hemos realizado desde hace algo más de un mes y que terminará el mismo día que nos despidamos.

Este grupo ha sido muy muy muy hablador. Había probado un montón de estrategias para disminuir esta conducta en los momentos en los que no era adecuada pero todo funcionaba sólo unos días y después volvíamos a estar igual. Empecé a trabajar con el semáforo de la conducta que véis en la imagen, colocando en el amarillo a niños que hablaban en momentos que no debían y en rojo si seguían repitiendo la conducta. Cuando dejaban de hablar pasaban del rojo al amarillo y de éste al verde. El hecho de verse en otro color que no era el verde no les gusta nada y eso es lo que hace que se controlen. Nunca lo había probado y funciona muy bien en general pero en mi caso, encontré dos problemas. Por un lado, algunos niños estaban todo el día oscilando entre el amarillo y el verde pero no hablaban menos cuando no debían a medio plazo. Por otro lado, había  momentos, por ejemplo a la hora de recoger, en los que casi todos los alumnos se ponían a hablar unos con otros y no recogían. Ahí pasaba a casi todos al amarillo y no sé si por el hecho de verse "acompañados" en este color, no surtía tanto efecto como cuando iban de uno en uno. Y por tanto, al día siguiente a la hora de recoger, volvía a pasar lo mismo. Así que después de mucho pensar y de probar y probar cosas, comencé a hacer un sistema de economía de fichas individual basado en el semáforo.

A cada alumno le fabriqué un monedero de cartón y les expliqué que ahí iban a guardar monedas (gomets circulares con un número 1) que irían ganando durante la semana si no hablaban. El monedero lo colocaban siempre en su cajonera. Las monedas las ganarían en tres momentos del día:  antes de ir al recreo, antes de ir a comer y antes de irnos a casa; siempre y cuando, en el momento del reparto de monedas, no estuviesen en el punto amarillo del semáforo. Y ¿cuándo no se puede hablar? En la asamblea consensuamos los momentos de silencio que véis en la imagen. 


De esta forma, si dos niños se ponían a hablar mientras su compañero nos contaba algo en la asamblea de la mañana, iban al punto amarillo. Y aunque a continuación se callasen permanecían ahí hasta el siguiente reparto de monedas. Antes del recreo daba monedas a los que en ese momento estaban en el verde y después, ya todos pasábamos a este color. Si esos niños que habían hablado seguían haciéndolo, pasaban al rojo pero entonces, al terminar el reparto de monedas, volvían al amarillo y tampoco ganaban monedas en el reparto de antes de comer. 

¿Y qué cosas podían comprar con las monedas? En una caja monté una tienda con cosas que tenía en la clase y en mi casa y les puse precios.


La compra podrían hacerla los jueves a primera hora de la mañana mediante una lista, en la que tenían que poner el producto que querían comprar y su precio. Si querían varias cosas debían apuntarlas y realizar la suma. Si no tenían dinero suficiente para lo que querían, podían ahorrar hasta el siguiente jueves.


A los niños les entusiasmó la idea y comenzamos a "jugar" con una mejora enorme en su conducta "demasiado habladora". Así que en seguida me di cuenta de que los precios eran muy bajos y que con tanta motivación casi todos los niños podían comprar el producto más caro los jueves a pesar incluso de haber estado algunas veces en el punto amarillo. Yo quería que siempre huibiese algo que todos pudiesen comprar pero que para conseguir los objetos más caros necesitasen contenerse y no hablar en los momentos que más les costaba. Así que nos llegó una carta en la que se nos informaba de que había subido el precio de la gasolina y las cosas de la tienda tenían que ser más caras, concretamente 3 monedas más. Asi que ¡manos a la obra! Entre todos fuimos calculando cuanto debía costar ahora cada cosa y escribieron una nueva lista de precios.

 
Y además de que ahora hablen menos (veremos a ver después del verano...), ¿qué más hemos trabajado? Muchas matemáticas y lectoescritura. Los jueves por la mañana, nada más llegar a la clase, los niños que querían comprar se sentaban en su sitio con un papel para hacer la lista. El resto podía leer un cuento o ayudar a algún niño con su lista. Como la tienda estaba abierta podían ir a ver los productos para decidir lo que más les gustaba.


Mientras escribían la lista mejoraban sus capacidades lectoescritoras de un modo absolutamente funcional. Después debían venir a la tienday ahí estaba yo para darles sólo lo que venía anotado y cobrarles el precio que habían escrito si coincidía con el de la etiqueta. Antes de darles su compra les preguntaba "¿Tienes las monedas justas, te sobran o te faltan?". Parece una pregunta sencilla pero les cuesta muchísmo contestarla. Nunca me decían que les faltaba porque si era así y lo hubiesen sabido, no hubiesen venido a comprar ese producto. Si no tenían suficiente solía ser por errores de conteo. Y si me decían que les sobraba, les preguntaba "¿Y cuántas te sobran?". Si tenían más de 10 monedas no solía ser fácil contestar. Así que les ayudaba enseñandoles a contar a partir de un número. Por ejemplo, si un niño quería comprar una canica que vale 14 y tiene 20 monedas, le enseñaba a ir poniendo dedos diciendo "15, 16, 17, 18, 19 y 20" y contando después los dedos que había puesto. Una pena que ya se acabe el curso y no hayan cogido mucha soltura en este procedimiento, de una manera tan funcional y en un contexto tan cotidiando como una tienda.

A algunos niños que no entendían bien el concepto de "sobrar" les tachaba con un rotulador las que se iban a gastar.

Después, si habían comprado algo barato le despegaba las monedas del monedero pero si se había gastado muchas, un ayudante (algún niño que no comparse nada ese día) pegaba en un monedero nuevo las monedas-pegatinas que le sobraban. Yo les daba su compra, la lista y el cambio y se iban tan felices.

Hemos trabajado el conteo durante toda la semana, porque les encantaba sacar sus monederos, contar su dinero, comparar lo que tenían con sus compañeros y calcular lo que les faltaba para comprarse lo que querían. Y para estas dos últimas cosas han hecho además muchísimas restas sin darse cuenta. También han contado conmigo en el momento de comprar. Cuando tenían muchas pegatinas-moneda (más de 15) y no estaban ordenadas les costaba mucho contarlas (a mi también) así que lo hacíamos juntos varias veces hasta que nos aclarábamos. A los niños más ahorradores y que menos hablaban intentaba pegárselas en filas de 5 en los momentos de reparto, lo cual facilitaba la tarea de contar su dinero.

Y cuando querían comprar varias cosas debían realizar una suma y expresarla de forma adecuada.


Cuando comencé a pensar en la actividad y preparar los productos pensé que todos los jueves los niños iban a querer comprar mucho. Sin embargo, me ha sorprendido encontrar dos actitudes diferentes. Por un lado, hay niños que cada jueves compran algo sin importarles dejar su monedero vacío; y por otro, niños muy ahorradores que les encanta ver el monedero siempre lleno de monedas y que no compran si no les van a sobrar al menos 7-10 monedas. Viendo que estos niños tenían muy lleno el monedero y para sacar más partido matemático a la actividad, pensé que podriamos introducir monedas de otro color con un 2. Yo quería que saliese de ellos la necesidad y dado que quedaba una semana de curso decidí no propiciarlo y seguir igual. Pero justo el jueves pasado me dijo una niña: "¿Por qué no haces monedas con un 2? Como los euros que hay con un 1 y con un 2". Casi me pongo a llorar de la emoción. Tenía en mis manos una excelente oportunidad para hacer una continuación matemáticamente preciosa de la actividad y sólo 4 días de curso, uno de ellos con la graduación y otros dos de fiestas varias. Así que el martes hacemos liquidación en la tienda para que se gasten el dinero que les quede en los monederos, sólo ocupados por monedas de 1.

Tenemos un trabajo tan bonito que aunque intentemos cerrar etapas con los niños, si aprenden a pensar, a opinar, a aportar... corremos el riesgo de que el último día de cole nos dejen las puertas abiertas de par en par. Ellos se van con ganas de aprender más y nosotros con ganas de enseñar a los siguientes alumnos lo que nos ha faltado esta vez.

Déficit de atención con hiperactividad. Manual para padres y educadores

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http://www.casadellibro.com/afiliados/homeAfiliado?ca=21002&idproducto=619867En esta entrada voy a recomendaros un libro que yo uso muchísimo por si queréis echarle un vistacillo durante el verano. Se llama Déficit de atención con hiperactividad. Manual para padres y educadores. La autora es Isabel Orjales Villar y está editado por CEPE.

Aunque por el título parece que va dirigido a niños con déficit de atención e hiperactividad, ofrece pautas concretas para abordar numerosas situaciones que se dan habitualmente en las aulas o en casa con nuestros alumnos e hijos con o sin dicho diagnóstico. A mi me ha ayudado a modificar conductas inadecuadas en alumnos con déficit de atención con y sin hiperactividad pero también a trabajar en determinados momentos con el resto del grupo (por ejemplo, aplicando la técnica de economía de fichas para que hablasen menos como os conté en la entrada anterior).

El libro se divide en cinco partes. En la primera, Entendiendo el déficit de atención con o sin hiperactividad, explica, entre otras cosas, qué es la hiperactividad, en qué medida pueden influir en su origen la genética o el ambiente, y explica brevemente sus bases neurobiológicas.

La segunda parte describe las características del niño hiperactivo divididas en tres partes, la conducta, el funcionamiento cognitivo y el desarrollo socioemocional. Y a continuación, en la tercera parte o cómo saber su mi hijo o alumno es hiperactivo, nos da algunas claves para el diagnóstico. Aunque en esta tercera parte se incluyen algunos test (o muestras de ellos) que utilizan los expertos para realizar el diagnóstico, no se pretende que los padres o maestros los apliquen tal cual con los alumnos. Creo que simplemente es interesante conocer, primero qué características nos pueden indicar que algo no va bien para intervenir lo antes posible y después, qué partes va a tener el protocolo para el diagnóstico, que llevará a cabo un profesional.

Las partes cuarta y quinta son las más interesantes para aplicar en el día a día del aula y de casa y son las que yo suelo releer. La cuarta parte del libro incide en el tratamiento del niño hiperactivo subdividido en: el papel de los especialistas, el del profesor y el de los padres. Si leemos el índice de estos dos últimos apartados nos damos cuenta de que las propuestas pueden servir para trabajar con todos nuestros alumnos o hijos. Por ejemplo, para los pofesores se proponen, entre otras cosas: modificar las condiciones del ambiente, estructurar la tarea en tiempos cortos, técnicas comportamentales aplicadas al aula, autorrefuerzo positivo colectivo, nuestro papel como modelo de conductas reflexivas y de autocontrol, realizar "El protagonista de la semana" y la "Técnica de la tortuga".


















Y para los padres, entre otras cosas, proporcionar un ambiente familiar estructurado (con claves para prevenir posibles situaciones problemáticas como por ejemplo un viaje en coche demasiado largo), no activar al niño con su comportamiento, poner límites claros y adecuados a la capacidad del niño, favorecer la autonomía personal de éste, crear buenos hábitos de estudio o reforzar la autoestima. Todo ello explicado de forma muy clara y con ejemplos muy concretos y reconocibles en el entorno familiar.

La quinta parte, titulada Soluciones para los problemas más inmediatos nos ofrece eso mismo, soluciones para un montón de situaciones problemáticas concretas que se dan en casa o en el aula. Se subdivide en 6 apartados:

1.  Cómo poner límites educativos: el problema del control del comportamiento, en el que nos habla de los premios y los castigos con detalle.
2. Cómo mejorar la conducta en casa, con pautas para actuar, por ejemplo, con niños que piden las cosas de malos modos o "lloriqueando", que se portan mal en los cumpleaños, que no paran quietos en un restaurante y acaban tirando cosas, que no recogen o que olvidan los libros que tienen que traer del cole para hacer los deberes.
3.  Cómo mejorar la conducta en clase, con pautas para ayudar, por ejemplo, a alumnos que no terminan las tareas, que se levantan continuamente, que se dispersan con facilidad, que molestan a los compañeros de mesa, que hacen gracias para que todos se rian de él o que siempre quieren ser los primeros en la fila y eso ocasiona peleas con otros niños.
Los apartados 2 y 3 me parecen muy muy útiles para el trabajo en el aula de infantil.
4.  El apoyo a los aprendizajes: soluciones, para la mala caligrafía, las faltas de ortografía, el rechazo a la lectura o la lectura lenta, la mala comprensión de instrucciones escritas o las dificultades para realizar problemas matemáticos.
5. Cómo ayudarle a mejorar sus relaciones con los compañeros, mejorando la percepción social, entrenando en solución de problemas sociales, en habilidades sociales básicas y en resolución de conflictos. Este apartado es muy interesante aunque quizá está más enfocado a alumnos de primaria o cursos superiores. No obstante es fácilmente adaptable a alumnos de infantil bajando el nivel de las propuestas y los problemas presentados.
6. Como disminuir la hiperactividad motriz: la relajación y otros trucos.

Por último se incluyen 9 anexos, entre los cuales me parecen especialmente útiles una guía por edades (de 3 a 8 años) para la exigencia de hábitos de autonomía y una recopilación de estrategias para la solución de problemas sociales.

Para mi es un libro muy útil así que tanto si teneís alumnos o hijos diagnosticados con déficit de atención con o sin hiperactividad o que sospecháis que puedan tenerlo, como si sois maestros; os recomiendo que echéis un vistazo al libro cuando paséis por una librería porque quizá os pueda resultar de gran ayuda.

¡Feliz verano y nos vemos en septiembre!

[El libro está disponible en la tienda online de la Casa del Libro y podéis acceder pinchando aquí o en la portada]

Transformando formas geométricas

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¡Ya no queda nada para volver al cole! Mientras busco en otros blogs ideas nuevas para llevar a mi clase, os dejo una actividad muy sencilla pero que nos hizo pasar un rato muy divertido, y por tanto lleno de aprendizaje, el curso pasado.

En mi aula, en la zona de la asamblea, tenemos las típicas colchonetas azules grandes que se unen con velcros. ¡Y me encantan! Porque además de servir para estar sentados en un espacio acotado, son un excelente soporte para un montón de actividades que hago en esta zona con todo el grupo. Tienen la maravillosa propiedad de poder pintar en ellas con tiza y después pasar un trapo húmedo y que queden como nuevas. Así que se convierten en una pizarra gigante a nivel del suelo que nos da la posibilidad de interaccionar con lo dibujado en ella y con materiales que en vertical se caerían. Además, es una pizarra que vemos todos bien sentados en círculo, pudiendonos mirar a la cara unos a otros y a la vez dialogar sobre lo que pasa en este escenario, tan sencillo pero tan polivalente.


Hasta ahora la he usado para ordenar secuencias dibujando en ella los espacios y ordinales de las imágenes que posteriormente colocábamos; para montar una calle con distintos comercios; para dibujar una estación  de autobuses-regletas;


para trabajar conceptos como ancho-estrecho o largo corto dibujando caminos para que viajase la mascota del aula; para recrear la mesa de un restaurante que los niños debían servir con todo lo necesario;


 para trazar números y letras; para resolver problemas; etc.


Y uno de los últimos días del curso pasado se me ocurrió un juego con el que nos divertimos muchísimo y que resultó muy interesante tanto matemáticamente como para potenciar el trabajo en parejas. En realidad no es nada novedoso pero yo hasta ahora había hecho la actividad de forma individual y sobre papel, lo cual no resulta tan motivador.

Nos sentamos todos en la alfombra y repartí una tiza para cada pareja de niños sentados juntos. Por cierto, aprovecho para deciros que pintan mucho mejor los colores claros de tiza que las blancas, que no se por qué, pero patinan sobre la alfombra. Sin explicar nada más, dije que los niños que tuviesen tiza dibujasen un cuadrado sobre la alfombra. Cuando vi que todos habían terminado les dije que pasasen la tiza a su pareja, la cual debía transformar ese cuadrado en un libro.



Algunos niños vieron claro que si pintaban otro cuadrado al lado ya tenían un libro abierto, otros interpretaron el cuadrado como la portada y otros necesitaron escribir "libro". Algún alumno decidió que el cuadrado de su compañero no le valía para obtener el libro que tenía en mente, lo borró y dibujó el que le permitía llegar al resultado final que buscaba. El hecho de estar todos los niños sentados en círculo en un espacio no muy grande a mi me permitió observar con detalle todo el proceso, mirar a las caras a cada uno de ellos mientras pensaban y dibujaban, y ver rápidamente el resultado de todos sus trabajos. Esto a veces es complicado si trabajan todos a la vez en sus mesas y sillas y nos perdemos detalles importantes.

Los alumnos que habían hecho la transformación del cuadrado en libro y que tenían ahora la tiza, dibujaron un triángulo. Es curioso como algunos niños intentan dibujar el típico triángulo "de libro" sin darse cuenta de que un triángulo muy alargado o uno con uno de los lados muy pequeñito, también son triángulos. Cuando todos quedaron satisfechos con sus formas, les pedí que le diesen la tiza a su pareja para que ésta transformase el triángulo en un helado.


Cualquiera de nosotros dibujaríamos las bolas sobre la base del triángulo pero, por otro lado, sabemos que las bolas deben ir en la parte de arriba del cucurucho. Fué muy interesante ver cómo esto generó algún conflicto. Algunos niños no tuvieron problemas en pintar las bolas en la base, aunque el helado quedaba dibujado al revés respecto a su situación en al alfombra.


Otros añadieron las bolas en la parte de arriba a pesar de parecer que estaban "pinchadas" en el cucurucho.


Y otros directamente borraban el triángulo y dibujaban uno con la base hacia arriba para añadir las bolas después y que quedase un helado perfecto.

Por último, los niños con tiza dibujaron un círculo que su pareja debía transformar en un cerdito.


El tiempo se nos terminó pero sería fácil seguir con más formas geométricas y con objetos en los que transformarlas. Yo, como era la primera vez que jugábamos propuse transformaciones sencillas pero sería muy interesante proponer transformar el círculo en sombrero o un rombo en un barco pirata. Y aunque yo hice el juego con alumnos de 5 años podría adaptarse fácilmente a niños de 4 años.

¡Vamos al cine!: me sobran, me faltan, uno más, uno menos, tantos como

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Me encanta fomentar que los niños traigan a la clase cuentos de su casa. A ellos les gusta mucho que esas historias que les leen mamá y papá, se las cuente su maestra y las escuchen también sus compañeros del cole. Favorecemos el gusto por la lectura y nos aproximamos a la literatura infantil. Pero entre álbumes ilustrados maravillosos, cuentos que son un descubrimiento también para mí y los típicos libritos que intentan enseñar colores, números o formas; entran en la clase con frecuencia adaptaciones al papel de la película o serie infantil de moda. Aunque yo tengo mis preferencias literarias, no está mal que traigan de todo pues para aprender a ser críticos hay que conocer cosas que nos gustan más y menos y de mayor o menor calidad. Y si queremos fomentar el gusto por la lectura, es bueno dar importancia a todos los tipos de texto y formatos literarios. 

El problema es que a veces este tipo de libros (que en realidad son como capítulos de la serie o resúmenes de la película) no son muy adecuados para contarse en clase a niños de 3 a 6 años por ser demasiado largos, densos o no tener un hilo argumental claro, sobre todo si no se conocen la película o los personajes. Así que para no rechazarlos directamente ni tampoco dedicar mucho tiempo a leerlos y que los niños se aburran, les explico que como no son cuentos verdaderos sino que son de una película, vamos a jugar a que vamos al cine.

Les digo que saquen unas monedas imaginarias del bolsillo para pagar la entrada, bajo la luz, tarareo una melodía como de comienzo de película y empiezo a pasar las páginas del libro lentamente mientras los niños las miran en silencio como si estuviesen de verdad en el cine. Y cuando acabamos, suelen aplaudir y aumentamos la luz de nuevo. 

Les encanta alternar cuentos contados con "ir al cine" así que el curso pasado hice una adaptación de esta actividad para trabajar en contexto con mis alumnos de 5 años los conceptos sobran/faltan (que les cuestan bastante) y uno más/uno menos/tantos como. Fue previa a la de la tienda que os conté en la entrada  Economía de fichas: la tienda.

http://www.aprendiendoeninfantil.com/2016/06/economia-de-fichas-la-tienda.html

Una mañana hice un cartel de nuestro cine con los precios y lo colgué en la zona de la asamblea antes de que entrasen. En seguida algunos niños se dieron cuenta de la novedad así que les pedí que leyesen lo que ponía y les expliqué el juego. En las primera sesión repartí a cada niño un número distinto de monedas de 1 euro que tengo plastificadas para usar en diferentes juegos. El reparto lo hice de tal manera que a algunos niños les fuesen a faltar monedas, a otros les sobrasen y una minoría tuviese el dinero justo.


Abrí el cine, me coloqué en la taquilla con el cuento-película y les dije que quien quisiese ir al cine ya podía venir a comprar la entrada y, si quería, también palomitas. Según venían les preguntaba la edad y si querían palomitas. Intentaba que calculasen ellos el total pero a veces se agobiaban con la emoción y no eran capaces. En esos casos se lo decía yo y les pedía las monedas. Ahí se daban cuenta de si les sobraba algo o no. En las primeras sesiones lo verbalizaba yo: "Te sobran 2" o "Anda, tenías justo el dinero que necesitabas". Los que no tenían bastante no solíán decirlo ellos sino que se quedaban mirando sus manos como pensando "¿y ahora qué pasa?" Entonces les preguntaba si les faltaban monedas e intentábamos averiguar juntos cuántas. Una vez que lo sabía, el propio niño se las pedía a algún alumno de los que ya habían pagado y tenía monedas de sobra.

Como esto se alarga bastante, en la primera sesión vinieron sólo algunos niños voluntariamente. Cuando ya decayó la atención, "empezó la película" (que dejé que vieran todos pero que tendrían que pagar después) y con los que quedaban jugamos en otra sesión.

Jugamos varios días porque les gustaba mucho pero en las siguientes sesiones debían calcular ellos el pecio total y decirme las monedas que les sobraban o faltaban.

Y después, para trabajar los conceptos uno más/uno menos/tantos como, lo que hice fue colocar las monedas en el centro de la alfombra e ir pidiendo a los niños que saliesen a coger ellos monedas según la consigna que les decía. Por ejemplo, comenzaba yo cogiendo 4 monedas. A continuación pedía al niño de mi derecha que cogiese una moneda más que las que tenía yo, luego al niño siguiente que cogiese tantas como tenía su compañero, al siguiente que cogiese una menos que las que tenía yo, etc. Y una vez que teníamos todos el dinero, podían venir ya al cine a comprar entradas y palomitas. Como el proceso es largo, jugábamos en ratitos durante varios días, cogiedo cada día monedas y comprando sólo algunos niños.


Una vez que les vi familiarizados con el juego, dejé también monedas de 2 euros pero creo que no pude dedicar el tiempo necesario a que entendiesen la equivalencia porque les resultó complicado usarlas.


Aún así es un juego sencillísimo que les encanta y que se puede adaptar fácilmente a 3 años (con monedas imaginarias), a 4 años (con cantidades pequeñas y poniendo en juego menos conceptos) y a diferentes contenidos y grados de dificultad en 5 años.

¡¡Me encanta colorear!! Algunos materiales para Educación Infantil y Primaria

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Es verdad, me encanta colorear. A mis alumnos les hace mucha gracia cuando se lo digo y en 5 años me lo preguntan de vez en cuando, como si necesitasen asegurarse que es cierto. Les debe parecer increíble que a su profesora le guste tanto algo que ellos tienen que hacer una y otra vez en sus fichas. A veces me piden que coloree dibujitos porque les parece algo mágico. Para mi es muy placentero y relajante y creo que estéticamente es adecuado que un trabajo quede bien coloreado, así que suelo dar importancia a que mis alumnos lo hagan lo mejor posible.

Ahora se han puesto muy de moda los libros para colorear para adultos e incluso unas super láminas, casi como manteles, para colorearlas en grupo. ¡Me encantan! Por las redes sociales ya os conté que me regalaron uno de estos libritos y he disfrutado con él algún ratito del verano.

Así que en esta entrada os voy a recomendar instrumentos para colorear que he probado y me encantan. Algunos son para niños mayores (y sus maestras, jeje) y otros son más adecuados para alumnos de Educación Infantil. Todos son de la marca Stabilo, que para mi es de las mejores, sobre todo porque a los lápices de colores no se les rompe casi nunca la punta y eso es la mejor caracteristica que para mi debe tener este material. 

¡Vamos allá! Para niños de primaria y amantes del dibujo:

1. Lápices COLOR. Son los típicos lápices hexagonales finos para colorear dibujos pequeñitos con precisión. Yo tenía de pequeña la caja de 36 pero los colores que vienen en la de 12 son maravillosos. Y lo mejor, después de haberlos usado muchos años, puedo decir que no se les parte la punta casi nunca (yo creo que nunca, pero por si acaso...)


2. Lápices TRÍO. Son también finos y los colores son parecidos a los anteriores pero en este caso la sección es triangular lo que favorece que los niños los cojan  correctamente.


3. Rotuladores TRÍO A-Z. Pintan taaan bien que no puedes parar de colorear sin más. Lo que más me gusta es que en superficies grandes apenas se notan los trazos y esto es ideal para las maestras, que a veces tenemos que colorear cosas grandes para el aula y da mucha rabia que no quede el color uniforme. La selección de colores es genial y en la caja de 12 incluyen un rosa y amarillo fluorescente y ¡color carne! Que rabia me daba cuando era pequeña que con rotuladores solo se pudieran pintar caras rosas o naranjas...



Por cierto, la sección es circular excepto en la zona de agarre, que es triangular.

Y para nuestros alumnos de Educación Infantil...

1. Lápices EASYCOLOR. A mi personalmente con los alumnos de 3 años no me gusta usar lápices de colores porque aún no suelen tener mucha fuerza en los dedos y les cuesta que salgan colores vivos. Y a veces, por intentarlo, cogen mal los útiles de escritura así que prefiero tabajar primero la fuerza en "la pinza digital". Cuando creamos oportuno comenzar, estos lápices son ideales porque apretando poquito sale el color bastante bien y tienen hendiduras antideslizantes, que facilita que lo cojan mejor y no se cansen tanto. Son gorditos pero con el sacapuntas grueso estándar de Stabilo se les saca punta fenomenal (de todas formas, en la caja de 12 viene incluído)


2.Lápices TRIO GRUESO. Estos son los que a mi me gusta comprar para mis alumnos de 5 años ya que les ayudan a colorear con precisión pero siguen siendo gordos y triangulares, lo que facilita que los cojan bien. ¡¡Y los colores es que son taaan bonitos!!  A mi me gusta mucho que cubren fácilmente las superficies y quedan genial los dibujos tanto apretando, que obtenemos el color más vivo, como pasando el lápiz suavemente. En 5 años ya podemos enseñar a los niños a crear estos matices y que enriquezcan muchísimo las tonalidades de sus dibujos.


Para llevar en el bolso y que nuestros hijos (o nosotros) podamos colorear en cualquier sitio, existen los  TRIO GRUESO CORTO, que son iguales pero más cortitos.


Yo los he usado varios años en el cole y como ya os he dicho, lo mejor es que la punta se parte poquísimo. A estos un poco más porque los niños a veces aprietan demasiado y si sacan ellos punta no meten el pápiz totalmente recto en el sacapuntas. Es cierto que son un poco más caros que los de otras marcas pero en mi opinión merece la pena porque duran mucho más que otros que cada vez que vas a sacar punta se te parte 3 veces y en una semana "te los has comido".


3. Rotuladores TRIO SCRIBBI. Son perfectos para los niños de 3 años porque son triangulares y muy gordos y lo mejor es que la punta es de acero y no se aplasta cuando dan golpes para pintar haciendo puntitos. Como este año empiezo con alumnos de esta edad, haré algún trabajo con ellos y ya os enseñaré las fotos. De momento os dejo una mía.


4. Rotuladores POWER. ¡¡Pintan genial!! Y los colores son preciosos. La sección es circular y no muy gruesa pero la punta si es gorda así que son perfectos para niños de 4 a 6 años. Lo que más me gusta es que en superficies grandes no se notan nada los trazos, lo cual con los rotuladores a veces es complicado.


5. ¡¡Y la joya de la corona!! Lápices WOODY. Son súper gordos, de madera y con una punta muy gordita. Estos sí son adecuados a partir de 3 años porque pintan con colores vivos apretando muy poquito ¡e incluso sobre cartulinas de colores oscuros!. Pero lo mejor es que son acuarelables (se convierten en acuarela al pasar después un pincel con agua) y ¡¡pintan sobre cristal!!.


Como estamos en pleno periodo de adaptación sólo los he usado yo para pintar la puerta de la clase. El dibujo no es muy original ¡¡pero a mi me encanta!!. Y lo mejor es que se quita con un paño húmedo. Así que estoy deseando que sean los propios dibujos de los niños los que les den al bienvenida a su clase.


Estos lápices sí necesitan un sacapuntas especial que viene en la caja. Una vez que mis alumnos se adapten a su nueva clase, haré algún trabajo con ellos y ya os lo enseñaré.








6. Y por último, aunque no es para colorear propiamente, en mi cole usamos mucho los lápices EASY GRAPH con hendiuras de madera para facilitar el agarre correcto. Los hay finitos y más gruesos para empezar en Infantil.


Pues nada, esta es mi selección de material para colorear y ya tengo ganas de que mis alumnos empiecen a disfrutar alguna de estas cositas. Por cierto, las plantillas para hacer los menús de mi casa son de una ilustradora que se llama Almu Ruiz, que me encanta. Podéis ver su web y descargar las plantillas aquí.


La ola, de Suzy Lee

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http://www.casadellibro.com/afiliados/homeAfiliado?ca=21002&idproducto=1225742En esta entrada os voy a recomendar un cuento que me parece una auténtica maravilla. No tanto porque a mi me guste (que me encanta) sino sobre todo por el impacto que genera en los niños que lo ven. Y digo lo ven porque no tiene texto. Hay veces que paso las hojas y simplemente disfruto de las caritas que ponen los mis alumnos a medida que avanza la historia.

Se llama La ola. La ilustradora es Suzy Lee y está editado por Bárbara Fiore Editora. Lo había visto varias veces en librerías pero no me atreví a comprarlo hasta este verano. Hace un año descubrí el blog Reality Bits y poco después lo encontré recomendado en la entrada "Mi particular selección de cuentos"

Creo que tenemos el deber de presentar a nuestros alumnos una buena selección literaria, por supuesto en cuanto a texto pero diría que casí más aún, en cuanto a ilustración.  Están continuamente percibiendo imágenes de colores chillones, estridentes, que pasan a mucha velocidad por los móviles y tablets de sus padres, dibujos estereotipados que presentan casitas con tejados de pico, imágenes de animales con ropa y caras "humanas"... Vamos a parales, sentarles y simplemente pasar hojas a su velocidad, a la que necesitan para VER. Para ver imágenes bonitas, que inviten a ser disfrutadas, que dejen al niño construir la historia que cuentan.

La ola está ilustrado en sólo dos colores. El formato es apaisado y las ilustraciones ocupan la doble página pero empleando la línea de la encuadernación como parte del dibujo y de la historia. En el comienzo, la acción tiene mucho peso en el lado izquierdo, que contiene los motivos dibujados a lápiz con bastante definición.


Cuando la niña se atreve a bañarse "pasa" al lado derecho del libro y la ilustración cobra intensidad en este lado, presentando más fuerza en los trazos, enfatizando que hemos llegado al punto álgido de la historia. En el lado izquierdo se desdibujan los trazos.


Y llega "la ola" y la imagen, más detallada ahora, huye hcia el lado izquierdo.



Y justo en el momento de mayor tensión para los lectores, el agua inunda las dos páginas para dejar después a la niña empapada de nuevo en el lado izquierdo.


El agua pierde ahora algo de protagonismo pasando el azul a un cielo antes sin color y llevar toda la atención a los movimientos de la protagonista.


Y así van cogiendo fuerza de nuevo los tarzos del lado izquierdo hasta terminar en una panorámica de la playa que pone fin a la historia.


Se lo conté a mi hijo varias veces antes, durante y después de ir a la playa y le encantó. Las primeras veces no le decía casi nada. Yo pasaba las hojas y algunas veces añadía alguna palabra como "playa", "agua", "ola" o "conchas". En sucesivas "lecturas" era él el que añadía otras que conocía y en otras ocasiones el narraba yo la historia con onomatopeyas marinas y un poquito de vocabulario nuevo.

A mis alumnos de 3 años se lo presenté varias veces durante el periodo de adaptación, cuando aún la playa era una experiencia reciente. Al principio sin decir nada, depués imitando el sonido del viento, el mar y las olas y las últimas veces narrándoles la historia y dejándoles que anticipasen lo que iba a pasar. Era muy curioso como en las primeras "lecturas", en las que sólo veían las ilustraciones, ellos iban haciendo comentarios como "no se atreve a bañarse", "lleva vestido" (claro, les choca que se meta al agua sin bañador),... Como es un libro muy expresivo en cuanto a ilustración, otras veces les hacía yo preguntas del tipo "¿cómo se lo está pasando aquí la niña?, ¿está aburrida?, ¿creéis que aquí tiene miedo?, ¿qué le pasa en este dibujo?..."

Un recurso de éxito a la hora de contar cuentos es el de vincular la lectura con algún objeto real que aparece en la historia y que sale del libro como por arte de magia para que lo podamos tocar. Es una pena pero a veces vamos tan deprisa en las clases que no tengo tiempo para buscar siempre objetos de los cuentos que contamos. Pero en este caso había recogido conchas este verano en la playa. Para los niños, son las conchas que la niña recoge al final del cuento. Fue una sensación increíble cuando estaban boquiabiertos ya llegando al final de la historia y oyeron el sonido de las conchas agitarse en el bote de cristal (es un sonido precioso, por cierto).

Y aproveché para repartirlas e invitar a los niños a agitarlas en sus manitas para escuchar el sonido que hacían. Un niño se la ponía en la oreja para oír el sonido del mar, como si fuese una caracola, y en seguida los que estaban a su lado le imitaron. Todos querían las conchas más grandes y cuando ya estábamos medio grupo y solo podía darles una cocha a cada uno, algunos me pedían dos y otros "muchas". Así que estos momentos me sirvieron también para observar el nivel del grupo en cuanto a uso de conceptos como grande/pequeño, uno/dos, más/menos, etc.

En una lectura posterior, tras repartir las conchas les propuse hacer unos collares preciosos. Dibujé una cuerda grande y otra pequeña en la alfombra y sin decir nada les dejé que uno a uno fuesen dejando su concha en el collar que creían que correspondía. ¡Y nos salió una bonita clasificación por tamaño!


Tengo poquitas fotos porque os podéis imaginar que en el periodo de adaptación de 3 años no me queda mucho tiempo para usar la cámara. Aún así os recomiendo que incorporéis La olaa la biblioteca, lo contéis y os dejéis llevar por lo que pase en vuestras clases.

¿Os gustaba el tetris? ¡Vamos a jugar en Educación Infantil!

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¡¡Os voy a enseñar un juego que me encanta!! Es una versión del famoso tetris adaptada a nuestros alumnos y para jugar en equipo. Su finalidad es trabajar la descomposición de los números hasta el 6 aunque también es muy interesante para identificar las cantidades obtenidas en un dado sin contar los puntos.


Para jugar necesitamos un tablero cuadriculado con la forma que queramos, piezas con 1, 2, 3, 4, 5 ó 6 cuadraditos colocados en todas las disposiciones posibles y un dado convencional.


Es un juego para varios jugadores (yo recomiendo máximo 6) que tendrán que tirar el dado por turnos, elegir una ficha que tenga tantos cuadraditos como puntos hayan obtenido en la tirada y colocarla en un hueco vacio del tablero. La partida termina cuando el tablero esté completo.


Cuando hay muchos huecos en el tablero la partida transcurre con rapidez pero los problemas llegan cuando queda poco espacio y/o son huecos pequeños. ¿Qué hacemos si nos ha salido un 6 pero sólo hay huecos de 3,2 y 1 cuadraditos? Podemos "partir" la ficha. Buscaremos la manera de conseguir 6 cuadraditos pero juntando varias piezas pequeñas (6 piezas de un cuadradito, dos piezas de 3, etc.)

¿Cómo transcurre la partida en 4 y 5 años? 

En 4 años yo estoy con ellos durante toda la partida. Hay muchos alumnos que aún tienen que contar los puntos del dado y los cuadrados de la ficha y como es un poceso costoso, tienden a coger siempre las mismas fichas para el mismo número (la "L" para el 5 en vez de buscar otras disposiciones que pudiesen ajustarse mejor al espacio).


Cuando los huecos que quedan son pequeños, a veces les cuesta ver que una determinada pieza no cabe y el proceso de descomposición tenemos que guiarlo mucho, ayudándoles a reunir las piezas para conseguir el número deseado. Tienden a coger siempre tantas piezas de 1 como número hayan obtenido en la tirada.


A mi en este nivel lo que más me interesa es que  se familiaricen con el juego y con las cantidades del dado, sin tener que contarlas cada vez.

En 5 años las partidas se enriquecen muchísimo. Los niños tienen un nivel más homogenéo en el conteo hasta 6, ya reconocen las cantidades del dado y suele haber en el grupo de juego algún niño que "maneja" muy bien las descomposiciones y la ayuda que proporciona a los demás se hace valiosísima. No obstante, al principio hay que guíar la necesidad y el proceso de "romper" las piezas: "Uy, parece que las piezas de 6 no te caben... ¿qué podemos hacer ahora?" Se les puede ocurrir desplazar las que ya hay en el tablero de forma que acoplen mejor y dejen huecos más grandes. En una o dos tiradas nos encntraremos con el mismo problema. Normalmente no se les ocurre a ellos solos descomponerlas y aún sugiriéndolo, las primeras veces hay niños que no entienden qué estamos haciendo. En las primeras partidas, en la fase de descomposición, comienzan cogiendo tantas fichas de 1 como indique el dado pero si jugamos varias partidas durante el curso cogen soltura y, aunque sea con ayuda de miembros del grupo, son capaces de hacer descomposiciones variadas del número obtenido en la tirada.



En 5 años yo sigo estando presente durante las partidas. Al principio juego con ellos pero cuando ya saben, simplemente les observo y les ayudo si lo necesitan en la parte final. Y es tan bonito ver cómo ellos solos se van desenvolviendo en este tipo de juegos...

¿En qué momento jugamos?
 
Para poder atenderles bien yo suelo proponer la partida (dura de media 30 minutos) en el tiempo de juego por equipos de las tardes (podéis ver cómo lo organizo en esta entrada: Las tardes en Educación Infantil), de tal forma que cada tarde de la semana juega un equipo de entre 4 y 6 niños.


¿De donde podemos sacar el material?
 
El material lo ha comercializado Santillana dentro del proyecto ¡A contar! Matemáticas para pensarpero también lo podéis fabricar vosotros. Es trabajoso pero os durará muchos años y el juego es tan divertido que lo váis a amortizar.

El tablero lo podemos hacer con una tabla en word y borrando después los límites de celdas que no nos interesen hasta que quede un animal, una persona o un objeto (parecido a como se hacen las figuras de peticiones que os conté en esta entrada). Si queréis que os quede más grande, después lo fotocopiais en DINA3. En cualquier caso, recortáis la figura y la pegáis sobre una cartulina de color más o menos decorada para que se distinga bien el fondo de la figura. Las que véis en la foto son de tamaño DINA4 y los cuadraditos son de 1,4 cm.


Para fabricar las fichas hacéis una cuadrícula del mismo tamaño que la de la figura. Yo os recomiendo que metáis dentro de cada celda un punto rojo ya que ayuda mucho a contar los cuadraditos. Después recortáis fichas de 1 a 6 cuadraditos en todas las disposiciones posibles (piezas como las del tetris).


 En la imagen véis los tipos de fichas que puede haber para 5 cuadraditos.


A continuación plastificáis todo el material y le ponéis velcro a las fichas (un trozo para toda la ficha) y al tablero (un trocito en cada cuadradito).

Yo para guardarlo todo uso una caja de rotuladores que he compartimentado más.


¿Queréis saber más sobre el juego? 

Podeís buscarlo en el libro Construír, jugar y compartir y en el blog de ¡A contar!, en la entrada ¿Os acordáis del tetris?, donde hay un vídeo que grabé hace tiempo explicando con detalle cómo se juega y el material necesario.

Espero que lo disfrutéis muchísimo. Ya veréis como matemáticamente es muy interesante y a los niños LES ENCANTA.

El periodo de adaptación I

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En varios comentarios me habéis pedido una entrada contando lo que hago yo durante el periodo de adaptación, cuando los niños comienzan el cole con 2-3 años. Y como estoy de lleno en esta etapa tan complicada para todos y lo tengo todo reciente ¡vamos a ello!

No me voy a detener a contar qué es ni su importancia porque sólo esas dos cosas ya darían para una entrada bastante larga. Pero sí quiero enfatizar que aunque se establezca por ley que puede haber un periodo de incorporación progresiva al centro de una semana para los alumnos de 3 años, la adaptación de los niños al cole puede (y suele) durar mucho más. Cada alumno tendrá un periodo de adaptación diferente, en duración y en la forma de vivirlo y manifestarse ante los cambios.

Así que...¿dónde pongo el final cuándo me preguntáis que qué hago en el periodo de adaptación? Por un lado voy a contaros en esta entrada cómo organizo y qué hago durante los 5 días de adaptación "oficial" y lo extenderé todo el mes de septiembre, contandoos en la próxima entrada qué sucede las dos semanas siguientes.

PARTE I: LOS 5 DÍAS DE PERIODO DE ADAPTACIÓN OFICIAL.

Durante estos días los niños van aumentando progresivamente su tiempo en el cole y la cantidad de niños con los que "conviven" hasta completar toda la jornada y a todos sus compañeros. De este modo se habitúan poquito a poco al espacio, a estar con niños nuevos y conmigo y nos podemos conocer mejor. Así, para las familias de los niños también la separación es progesiva y depositan gradualmente la confianza en mi, mientras yo puedo conocer sus caras y sus nombres poco a poco.

Para organizar esta entrada progresiva, en mi cole se hacen 4 grupos de alumnos en cada aula, de unos 6-7 niños cada uno.

Primer día: viene cada grupo por separado 45 minutos.

¡Es nuestra primera toma de contacto! Así que, si quieren, les doy un beso, me presento y nos vamos a la alfombra. Allí decimos nuestros nombres y les canto canciones: Yo tengo una carita, Saco una manita, Había una vez una mano, Tengo una muñeca vestida de azul, etc. Las canciones en 3 años les encantan y me parecen un medio ideal para comenzar a establecer una relación alegre y afectiva con el cole y conmigo. Además, algunas las conocen de cantarlas en casa, escucharlas en el coche o de su Escuela Infantil y les gusta que en un sitio lleno de novedades haya algo que les resulte familiar.

Después les enseño el cuarto de baño y les pregunto quién sabe hacer pis o caca en un váter como esos. Lo usamos, nos lavamos las manos y si han traído su taza para beber agua, la colgamos en su perchita.



Si nos queda un ratito volvemos a la alfombra, donde les saco los animales para jugar juntos unos minutos. Y cuando se acerca la hora de irnos, les pregunto si quieren volver otro día al cole y nos despedimos con un beso hasta el día siguiente.

Segundo y tercer día: vienen los grupos de dos en dos, 1 hora y cuarto cada dos grupos.

Después de la acogida nos reunimos en la asamblea para cantar cancionesy presentarnos a los grupos nuevos de niños (decimos nuestro nombre pasándonos un peluche). En este espacio jugamos con un dado que contiene en cada cara 6 normas del aula, lanzándolo y comentando qué aparece en la foto (un niño recogiendo los juguetes, otro tirando papeles a la papelera, etc.).

Y luego empezamos a trabajar/jugar en algunos rincones aunque sin normas (me refiero a las normas específicas del trabajo por rincones) ni carnets: simplemente pueden ir al rincón que quieran a jugar un ratito con el material que hemos sacado. El nivel de 3 años me parece esencial para contactar con materiales y usarlos de manera relativamente libre, experimentando sus posibilidades; para después ir realizando con ellos actividades más dirigidas, que exigen sólo un determinado uso de esos materiales. En los rincones comienzo alternando materiales con propuestas muy sencillas y abiertas para irlas enriqueciendo a medida que avanza el curso y sobre todo en 4 y 5 años.

Por supuesto el periodo de adaptación implica adaptarse también al material del cole y a las normas básicas para usarlo: no perderlo/tirarlo/romperlo, ordenarlo al terminar, compartirlo con otros niños del rincón, etc. Por eso, durante un tiempo (cuánto dependerá del grupo) no me interesa tanto que hagan una actividad correctamente siguiendo unas instrucciones sino que se habitúen a la dinámica de trabajo por rincones, que conozcan en qué espacio se ubica cada rincón y los materiales que en esas zonas van a encontrar. Además, aunque a veces después de la separación los niños dejan de llorar, cuando se ven en un momento abierto de elección suelen acordarse de nuevo de su familia y vuelven los llantos. Como tengo y quiero dedicarme lo más posible a consolarles, no podría atender activdiades muy dirigidas.

Dicho esto, para estos dos días programé:
1. Construir libremente con bloques tipo lego grandes en el rincón de construcciones.
2. Jugar a la casita en el rincón de juego simbólico.
3. En el rincón de arte,  pintar con rodillo papel continuo para decorar con él la caja de guardar cojines (para el primer día de estos dos) y en el rincón de lectoescritura, garabatear con ceras (para el segundo día de estos dos).




Después recogemos, vamos al baño a hacer pis y lavarnos las manos y volvemos a la alfombra, donde les cuento para terminar algún cuento popular y otro más moderno. El popular suele ser Los 3 cerditos porque me parece apropiado a la edad, tiene una canción asociada y es posible que lo conozcan, con lo cual establecemos un vínculo con su casa. Y el más moderno fué La ola (que es tan bonito que le dediqué una entrada especial. Puedes leerla aquí). Y al terminar, ¡a casita!.


Cuarto día: vienen todos los niños durante 2 horas.

Igual que los días anteriores y que todos los que vendrán durante el curso, después de recibirles con un beso nos vamos a la alfombra para hacer una pequeña asamblea, en la que cantamos canciones, nos presentamos ya todo el grupo y observamos el calendario para introducir esta rutina, colocando el día correspondiente y el tiempo que hace. Aún no hay encargado así que cantamos todos juntos la canción de los días de la semana y nos asomamos a la ventana a ver qué día hace.

Después vamos a trabajar por rincones. Para este día programé:
1. Construir libremente con bloques tipo lego grandes en el rincón de construcciones.
2. Jugar a la casita en el rincón de juego simbólico.
3. Hacer puzles en el rincón de lógica-matemática.
http://www.casadellibro.com/afiliados/homeAfiliado?ca=21002&idproducto=20858234. En el rincón de arte, pegar gomets en el papel continuo pintado anteriormente para forrar la caja de cojines.
5. En el rincón de la biblioteca, ver cuentos.

Cuando recogemos, volvemos a la alfombra y les voy llamando para ir al baño y después volvemos a este espacio para contar ¡Tengo pipí!, que nos encanta y me parece muy apropiado para este nivel. Podéis leer aquí una entrada anterior dedicada a este cuento.

Cuando lo terminamos ¡nos vamos con papá y mamá!
 
Quinto día: vienen todos los niños durante 2 horas y 45 minutos.

En la asamblea repetimos las rutinas iniciadas y por sorpresa nos visita una niña nueva de otro planeta, ¡Nuba! (la mascota del aula que propone el método Sirabún). Ella nos cuenta la historia del sitio donde vive.

Este día incorporamos la rutina del desayuno. Por primera vez los niños traen su bolsita con algo para comer a media mañana. Buscamos un sitio en las mesas y nos sentamos y por equipos (las mesas las tengo divididas en 4 equipos de colores rojo, verde, azul y amaillo) vamos yendo al baño. Después de hacer pis y lavarnos las manos nos "comemos" nuestro desayuno. Este momento suele estar lleno de llantos así que para mi es fundamental que estén contentos y se sientan bien aunque no coman. Sé que lo demás llega poco a poco.

Después salimos un poquito al patio para conocerlo sólo nosotros, los niños de nuestra clase, antes de enfrentarnos al día siguiente a estar en él con todos los demás alumnos de Infantil.


Y cuando les veo cansados volvemos al aula a trabajar en los rincones, pudiendo elegir hoy entre:
1. Jugar con los coches en el rincón de construcciones.
2. Jugar a la casita en el rincón de juego simbólico.
3. Hacer puzles en el rincón de lógica-matemática.
4. Hacer un dibujo de lo que ellos quieran el rincón lectoescritura.
5. Y en el rincón de la biblioteca, ver cuentos.



Luego recogemos y nos despedimos hasta el día siguiente. ¡Como hemos superado el día fenomenal nos merecemos una pegatina!



Y después comienza lo verdaderamente duro para muchos de los peques, que ya empiezan a notar que lo que les espera es estar en el cole todos los días de 9 a 2 en septiembre, y hasta las 4 después (eso si no se quedan a desayunar ni a extraescolares). Y claro, están más tristes y hay que consolarles más aunque coger en brazos a más de un niño se hace complicado... En la próxima entrada os contaré cómo vamos gestionando esta situación, qué rutinas vamos incorporando el resto del mes de septiembre y las actividades que hacemos.

El periodo de adaptación II

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Después del periodo de adaptación "oficial" comienza el verdaderamente duro y de duración indefinida. En él el horario es el de todo el cole y hay que ir incorporando nuevas rutinas y normas. Ésto último a algunos niños les cuesta bastante pues se les hace algo cuesta arriba el tener que reponder de repente a tantas exigencias en un sitio nuevo, que no es su casa, donde las normas a veces son inevitablemente más flexibles. Por otro lado, no podemos mantener tanto contacto con las familias porque entran y salen los 24 niños a la vez, ni mandar notitas para cada cosa. Esto también es duro para las familias, acostumbradas a la Escuela Infantil en la que el contacto con la maestra suele ser más directo e individualizado.

Igual que dije en la entrada anterior, durante el periodo de adaptación, para mi no son tan importantes las actividades en sí como la adquisicion de los nuevos hábitos, rutinas y normas, la formación del vínculo afectivo de los niños conmigo y el fomentar una convivencia agradable y pacífica con sus compañeros.

Aunque este segundo periodo de adaptación tiene una duración variable, que depende del grupo y de cada niño en particular, yo os voy a contar la organización del resto del mes de septiembre y alguna cosita de principios de octubre, por poner algún final.

La secuencia de sesiones en las dos semanas de septiembre, en las que los niños entran a las 9 y salen a las 2 es:
- Asamblea.
- Trabajo por rincones.
- Aseo y desayuno.
- Recreo.
- Cuento.
- Juego por equipos.
- Recogida y despedida.

Durante las siguientes dos semanas seguimos incorporando rutinas importantes:

- Empezamos a nombrar un encargado por orden en la lista de los miembros de los equipos que tenemos en la ventana.  Le colocamos una medalla y él será el encargado de llevar a cabo las rutinas de la asamblea.

- Durante la asamblea el encargado pasa lista con las fotos del aula. A finales de mes la mascota del aula nos traerá unas piedras con nuestros nombres y el encargado las repartirá cuando sus compañeros le vayan diciendo "buenos días" (ahora le doy yo la piedra del niño correspondiente y a medida que avance el curso deberá ir repartiéndolas él solo).


Después contamos las piedras que quedan en la caja (niños que han faltado) y lo anotamos. A principios de octubre, y con mi ayuda, comenzamos a contar con una varita mágica a los compañeros que estamos en la alfombra y también lo anotamos.

- Mantenemos en este momento las rutinas inciadas: ver el color del día de la semana y decir cuál es y poner el tiempo que hace.


- A principios de octubre nos traerá la mascota un libro gigante y empezaremos a escribir el nombre del encargado (al principio lo hago yo), contar las letras que tiene y él nos hará un dibujo de su cuerpo.


 - Repasamos las activdiades del día. He cambiado el horario móvil del que os hablé en esta entrada (pincha aquí para leerla) por este que véis en la imagen.



El anterior me gusta para 4 y 5 años pero tenía ganas de cambiarlo para 3 por uno con imágenes más grandes y que se "leyese" sólo en horizontal (el anterior combina lectura vertical y horizontal). Además en el nuevo, la mascota (podría ser una flecha) nos indica por dónde vamos de una forma muy clara.

- Empezamos a aprender a meter la silla debajo de la mesa cuando nos vamos y, si es viernes, a coger nuestra taza y nuestro babi para lavarlo el fin de semana.

En cuanto a las actividades de gran grupo, durante estos días realizamos:

- Lectura de al menos un cuento cada día. Alternamos populares (Caperucita roja, Los tres cerditos, Los tres osos, El zapatero y el duende) con "modernos": Un libro, Ser quinto, Soy el más fuerte, ¿Cómo te sientes?, Las estaciones, La ola... Los cuentos populares me gusta contárselos sin el apoyo del libro porque me parece importante que se aacostumbren a escuchar auqnue no haya un aluvión de imágenes pasando delante de ellos. De eso ya tienen mucho en las tablets y móviles... Lo que sí hago, y les encanta, es ir dibujando el cuento en la alfombra a medida que lo vamos contando. Les vuelve locos ver cómo van apareciendo y se van borrando elementos a medida que transcurre la historia. En las fotos véis el desarrollo de Los tres osos y El zapatero y el duende.


- Más conversaciones, espontáneas y dirigidas a un tema (por ejemplo, qué hemos desayunado hoy, nuestro juguete favorito, a qué nos gusta jugar en el parque, si tenemos hermanos, etc.).
- Repaso de las normas e incorporación de normas nuevas.
- Visitar el aula en el que haremos las sesiones de psicomotricidad a partir de octubre.
- Rasgar papel charol para trabajos posteriores.
- Recorrer caminitos hechos en el suelo del aula con celo de colores.
- Jugar a tirar el dado con caras de emociones y hablar de qué cara tiene el niño e imitarla.
- Trabajamos los conceptos grande/pequeño con las conchas que nos ha traido la niña del cuento La ola (podéis leer la entrada pinchando aquí o en el título)
Respecto al trabajo por rincones, realizamos actividades como:
1. Rincón de lectoescritura: primeras fichas del método Sirabún, primer dibujo "Así soy yo" y empezamos a escribir nuestro nombre.



2. Rincón de arte: pintar papel continuo amarillo para hacer un marco para la ventana, estampar con elementos circulares mojados en témpera, pintar al pingüino León del cuento ¡Tengo pipí! y hacer un marco para la foto de familia estampando con tapones de corcho.


 

3. Rincón de lógica-matemática: clasificar bolas de collares dejando bandejas de colores y clasificar osos de distintos colores y tamaños. ¡He comprado este material este curso y nos encanta!


4. Rincón de construcciones: coches y trenes.
5. Rincón de juego simbólico: la casita.

En cuanto al juego por equipos (puedes ver en la entrada Las tardes en Educación Infantil en qué consiste), alternamos en los distintos equipos y los distintos días: 
- Casita
- Muñecos de familias de plástico
- Tornillos y tuercas
- Ositos de peluche para vestir y desvestir
- Clasificar pinzas por colores y pillarlas en los recipientes de su color

- Construcciones tipo lego grandes 
- Construcciones de madera
- Animales de plástico.
- Y pegar papeles previamente rasgados y papel albal en una lámina.


¡Y más o menos así empezamos octubre! Y estamos ya a principios de noviembre y me sigue pareciendo que acaban de llegar, que nos queda muuuucho por trabajar pero que el tiempo vuela y a veces tengo la sensación que no llego a todo lo que necesitan mis alumnos ni a todo lo que me gustaría que hiciesen... ¿No os sentís vosotros también así en algunos momentos?

Matemáticas con coches y plazas de garaje

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¡Por fin puedo sacar un ratito para el blog! Os voy a contar la actividad de matemáticas que he estado haciendo la semana pasada y de la cual habéis visto alguna foto en instagram. Yo la he llamado garajes y coches pero veréis que podéis hacerla con los dos elementos que queráis siempre que haya relación "de necesidad" entre ellos.


¿EN QUÉ CONSISTE EL JUEGO?

En presentar un garaje con plazas libres (una colección con un número determinado de elementos) y pedir a los niños que traigan tantos coches como plazas tiene su garaje, sin que ningún coche se quede sin aparcar y sin que queden plazas libres. Es decir, deben formar una colección con el mismo número de elementos que la primera que les presentamos. Con ello lo que buscamos es trabajar el conteo, aunque en el proceso consigamos que subiticen números pequeños, lo cual también es importante y los adultos lo hacemos constantemente (si nos presentan 3 cosas no necesitamos contarlas para saber que hay 3 puesto que reconocemos esa cantidad de un golpe de vista).

En el primer intento pueden ir a por coches todas las veces que quieran pero después les limitamos los viajes a uno, forzando el empleo del conteo o el reconocimiento global de la cantidad.



PREPARACIÓN Y ORGANIZACIÓN DE LA ACTIVIDAD EN EL AULA

Yo jugué en el tiempo de juego por equipos que tengo por las tardes. Me hubiese gustado que fuese una actividad para el rincón de matemáticas porque es una propuesta de mucho peso y por las tardes los niños están más adormiladillos, pero acabamos de introducir los carnets para los rincones y normas nuevas y los niños no son aún muy autónomos. Eso me impedía sentarme en el rincón de matemáticas para atender exclusivamente a los niños que fuesen. Además, no había hecho esta actividad nunca de forma tan sistemática y quería rellenar una tabla de registro y hacer fotos.


Fabriqué dos cajas-garaje y varios mantelitos con 2, 3, 4, 5 y 6 plazas.



Los garajes estaban en la mesa del equipo que jugaba y la caja de coches en otras zonas de la clase desde la cual no pudiesen ver su garaje.


El equipo de 6 niños se sentaba en su mesa. Dos niños comenzaban jugando a los garajes y el resto jugaba con plastilina y luego iban cambiándose para jugar todos a los garajes. A cada niño que jugaba le daba su garaje y le decía las instrucciones individualmente y después iban a por sus coches.

Las instrucciones que o les di fueron más o menos estas: "Tienes un garaje con algunos huecos para que aparquen coches. Allí tienes una caja de coches. Tienes que traer los que necesites para que haya un coche aparcado en cada hueco. Para ganar no te pueden quedar huecos libres en tu garaje ni coches sin aparcar. No te pueden faltar ni sobrar coches." No obstante en 3 años solemos tener que repetírselas varias veces cambiando las palabras e insistiendo sobre todo en lo que significa que no puedan faltar o sobrar coches.

Si inicialmente hacen varios viajes para traer coches, les animaremos a volver a jugar pero añadiendo algo así como: "¡Has jugado genial! Pero ahora tienes que traer todos los coches que necesites a la vez. Sólo puedes ir una vez a por coches".

Para empezar les daba un garaje con 3 ó 4 plazas, ya que es la cantidad que los niños de 3 años pueden contar o subitizar en el primer trimestre. Sólo si fallaban repetidas veces con el 3, les daba el garaje de 2 plazas pero como un paso previo que tenía como objetivo que comprendiesen el juego. Normalmente si lo entienden, ganan con el garaje de 3 plazas todos, en la primera o en sucesivas repeticiones.

Y si ganaban a la primera con el de 3 y después con el de 4 traian todos los coches en un solo viaje en el primer intento, les daba el garaje de 5 ó 6 plazas (aunque con ellos jugaron poquitos niños).

ESTRATEGIAS EMPLEADAS POR LOS ALUMNOS

1. Correspondencia 1 a 1: la mayoría de los niños en un principio traen los coches de uno en uno y paran cuando no quedan más plazas libres. Al limitar los viajes, hacemos evolucionar esta estraegia hacia la subitización o el conteo.
2. Correspondencia subconjunto a subconjunto. Algunos niños cuando no hay límites de viajes llenan un garaje de 4 coches trayendo 2 y 2 o 3 y 1.
3. Estimación: pueden estimar y acertar y por tanto no sabremos si han estimado o subitizado. Yo para intentar diferenciarlo les proponía jugar otra vez con un garaje diferente. Por ejemplo, si habían ganado con el de 3 coches les daba el de 4 o al revés. O si habían ganado con los dos, a veces les daba el de 5. Incluso alguna vez que tenía dudas les preguntaba algo así cómo "¿Cuántos coches has necesitado para tu garaje?". Tampoco me preocupa excesivamente que algún niño haya estimado y ganado al azar incluso varias veces ya que este juego lo repetiremos mucho a lo largo del curso y la estimación es una estrategia que fallará en algún momento.
4. Subitización. Hay niños que nada más ver la colección de plazas de garaje saben cuántos coches necesitan.
5. Conteo.

RESULTADOS

¡El juego les ha encantado! Y los resultados para mi han sido muy satisfactorios porque era la priemra propuesta de este tipo del curso y la han resuelto mucho mejor de lo esperado. Sólo dos alumnos no entendieron la actividad y cuando iban a por los coches se quedaban allí jugando con ellos, olvidándose del problema de los garajes. El resto mostró mucha autonomía a la hora de resolver la situación, lo cual para mi es fundamental para poder seguir aprendiendo con este tipo de propuestas.

Este curso tengo en mi aula un alumno con TEA. Para él se realizó una adapatación de la actividad puesto que sólo buscábamos el mantenimiento de la atención y la correspondencia término a término. Le dejamos unos cuantos coches al lado del garaje y tenía que colocar sólo los que cabían en las plazas, parando una vez que llenaba su garaje.

Quitando a estos tres niños y a otro alumno que aún no ha podido jugar, recogí en una tabla las estrategias y resultados de los otros 20 niños. El resúmen de lo que pasó es:
  • 7 niños traen todos los coches necesarios en un sólo viaje aún sin haberlos limitado en las instrucciones --> A estos alumnos les doy un garaje con más plazas y traen los coches necesarios en un primer intento (4) o en sucesivos (3).
  • 8 alumnos traen los coches de uno en uno cuando no se les limitan los viajes. Al permitir sólo uno, 5 niños ganan a la primera y 3 necesitan varios intentos.
  • 3 niños traen los coches en dos veces (en dos grupos) y al limitar el número de viajes todos ganan en un segundo intento o sucesivos.
  • 2 alumnos lo que hacen en primer lugar es traer la caja entera de coches o un montón grande. Uno de ellos sigue empeñado en traer muchos coches y tras varios intentos trae sólo los necesarios en un viaje. Y el otro niño, en su segundo intento los trae de uno en uno. Al limitar los viajes, uno de ellos trae la cantidad necesaria de coches en un viaje y el otro alumno necesita que yo le dirija más mediante preguntas por mi parte que le hagan analizar el problema a resolver.
Aunque parece que hacen muchas repeticiones y se alarga mucho, a mi en los 30-40 minutos más o menos que tengo de juego por equipos me daba tiempo a que jugasen los 6 niños de un grupo con todos los intentos que necesitasen para ganar.

Respecto al material, yo utilicé garajes y coches porque los coches ya los tenía y era fácil hacer los garajes. El fallo principal es que es difícil cargar con muchos coches lo cual condiciona en parte la cantidad que traen en un viaje. Para evitar este obstáculo, les proporcionaba una gaveta en la que cargar los coches.


Como véis es un juego muy fácil de adaptar a cualquier contexto. Podéis hacer ratoncitos y traerles quesos, gatitos y traer cestas, etc. Yo para los siguientes trimestres pensaré algo mejor contextualizado en las unidades que trabajemos.

Antes de terminar os recomiendo un artículo con experiencias de este tipo en un aula de 4 años y con las que se profundiza mucho más en el trabajo del conteo y del número. Se llama Experimentación de una propuesta didáctica para el aprendizaje funcional del número natural en Educación Infantil. Está escrito por Marta Rada Cimorra para la revista Edma0-6 y podéis leerlo pinchando aquí o en el título.

Puedo separarme de mi hijo pero no quiero

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Ya sé que Fulanit@ se fue a la boda de sus amigos y dejó a su bebe de 3 meses (o incluso de 1!) con sus abuelos. Ya sé qué Menganit@ sigue viajando por el mundo con sus bebé en la espalda. Ya sé que Juanit@ queda los viernes con sus amigos/as aunque tiene un bebé. Ya sé que hay padres y madres que van a los cumpleaños de sus amigos incluso llevándose a su hijo. Ya sé que otros celebran sus aniversarios yéndose el fin de semana fuera y tienen hijos. Ya sé que puedo dejar a mi hijo siempre que quiera con sus abuelos o tíos. Ya sé que no pasa nada si le llevo a una celebración a las 8 de la tarde y se duerme en el carro. Ya sé que Paquit@ sigue trabajando en nosedonde y publicando libros y ha tenido un hijo hace poco. Ya sé que no hay por qué renunciar a todo por tener un hijo. Ya lo sé. Pero no quiero. No quiero adaptar a mi hijo a mis planes. Quiero adaptarme yo a los suyos (mientras me deje). Simplemente porque me gusta. Me encanta estar con él. Me gusta más que cualquiera de las alternativas o planes anteriores.

Y, aunque no haría falta justificarse, a veces tengo que hacerlo. Menos mal que sé que los bebés necesitan estar con sus padres. Sé que durante muchos años los niños sólo aprenden cosas jugando a cosas en 3D real y no virtual. Sé que no es tan importante lo que hacen mientras van al 35 cumpleaños de nuestro amigo como lo que no hacen en ese momento. Sé que el parque es mejor que cualquier teatro, extraescolar o actividad “cool” que nos ofertan desde que un niño nace. Sé que tengo alumnos que con 3 años no saben cómo jugar con la cocinita o los bebés o se aburren a los 2 minutos de darles unos cuantos vehículos y una alfombra con carreteras. Sé que sus mejores estímulos son su casa, nuestra voz y objetos cotidianos. Sé que aunque todas las tardes de la semana hagamos casi lo mismo y juguemos en casa o en el parque, ese juego nunca es igual. Sé que si mi hijo “no para” con 2 años tengo suerte porque está desarrollando su cerebro y todo lo que conlleva, aunque no esté sentado en un restaurante mientras yo como con mis amigos. Sé que es fundamental su rutina. Sé que pasados los 3 años lo que quiere es “hablar” con niños y no con adultos, aunque se ría con ellos (qué estará pensando?) ... 

Y lo que verdaderamente sé es que no quiero perderme ni un minuto de mi hijo porque en ese minuto ha aprendido una cosa nueva y quiero enterarme. Y si estoy fuera, si no estoy junto a él,  si no le estoy mirando, si estoy luchando por atender a la conversación de mis amigos, no puedo. 

Y aun no queriendo, el día a día hace que inevitablemente nos perdamos infinidad de minutos mientras trabajamos, cocinamos, limpiamos, recogemos, vamos al médico, hablamos por teléfono con el técnico del frigorífico, o con nuestra pareja al llegar a casa. 
 
Aun así ha habido veces, muy pocas, que me ha apetecido salir a cenar con mi marido, irme al cine, ver a alguna amiga, ir a una boda sin él, salir de compras o irme a dar un masaje. Y también ha habido veces en las que me lo he llevado con mis amigos aun sabiendo que yo no iba a disfrutar ni del niño ni de los adultos. Y otras veces lo he hecho por una extraña convención social por la que últimamente se ve mal que quieras ser la típica madre que se pasa tan feliz las tardes en el parque viendo como su hijo se columpia o se tira por el tobogán. Y si se puede, hablando mientras con alguien, que ni tiene por qué ser tu amiga. Pero sólo si se puede. Y si llueve, pintando en casa o jugando a lo que él quiera. 


Sí, a lo que él quiera. Jugar a lo que él quiera o adaptarnos a sus planes no es maleducarlo ni consentirlo. Porque mientras hacemos esos planes, de niños, no de adultos en los que se pueden llevar niños, él aprende lo que tiene que aprender en esos momentos y se educa en lo que se tiene que educar en esos momentos (dos listas bastante largas). Y sí, claro que tiene que aprender a respetar los gustos y planes de sus padres. El día a día presenta muchísimos momentos en los que no le va a quedar otro remedio. Y si no, no hay problema, con 17 años (por tirar por lo alto) será absolutamente respetuoso con los planes de su padre y míos y no querrá que juguemos a lo que él quiera.


Somos una generación que ha podido hacer muchas cosas antes de tener hijos: cumpleaños, viajes, salir bastante, hobbies, mejoras profesionales… A veces me parece que el problema es que renunciar a todo esto cuesta y es mucho más fácil meter a tu hijo ahí que salir tú de tu zona de confort para pasar a la de un niño.

No me preocupa hacerlo porque el 99,9 % de las madres con las que me he cruzado desde que soy madre y que tienen hijos ya mayores, han coincidido sólo en  una cosa: disfruta de tu hijo porque crecen muy rápido. Te lo dice hasta la vecina que no te conoce de nada. También te dice alguna barbaridad o se mete donde no la llaman. Pero en que disfrutes de los niños mientras se dejen, es en el único consejo gratuito en el que coinciden todas. Y justo hace una semana me decía una compañera del trabajo: “Dentro de nada te sentarás en el sofá con tu marido y os diréis “Ya estamos solos los dos otra vez”. Dicen que la vida, y los hijos, vuelan. 
 

El número 1

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Cuando nuestros alumnos llegan al cole saben ya cosas sobre los números. Hay niños que en la escuela infantil han "aprendido el 1, el 2 y el 3". Otros encuentran números por la clase y en distintos entornos, aunque no sepan cuáles son. Algunos saben para qué sirven los números dentro de algún contexto muy familiar para ellos. Hay también niños que cuentan pero qué no saben qué son esas palabras que dicen. Y otros reconocen el número al que dan en el ascensor o el que pone en su portal.

Lo que todos tienen en común es que los números están en su vida, y casi siempre, sin orden. Y así, como surgen y teniendo en cuenta todo ese bagaje que traen de su casa, vamos encontrando números en nuestra clase y en nuestra vida en ella. Los usamos, vivimos sus funciones cada día. Y si somos 24 en clase, nos contamos, aunque ese número sea difícil o sólo algunos niños sepan recitar la secuencia y otros la digan desordenadísima. 

Si usamos libros de texto, nos encontramos que en 3 años debemos trabajar el 1, el 2 y el 3, un número por trimestre. Y para justificar este orden y esta delimitación algo arbitraria, me convenzo de que es necesario un orden para aprender de forma más sistemática a trazar los números. Eso sí, siempre después de haberlos usado, sólos o con todos los demás números que necesitamos para organizar nuestro día a día en el aula. (Ya hablé algo de esto en la entrada Números cardinales: ¿Cuántos tejados necesito?).

Pero a veces comenzar en 3 años con ese tipo de actividades, en las que el número se haga necesario para ganar un juego, no es fácil. En el primer trimestre ya tenemos que practicar la grafía del 1 pero los alumnos tienen poquita autonomía para seguir consignas complejas. Así que en esta entrada voy a compartir algunas cositas que he hecho yo de forma planificada durante los meses de octubre y noviembre para trabajar el 1, uso, cantidad y grafía.

En cuanto a la cantidad y el uso, hemos realizado peticiones muy sencillas con los dedos. Durante este curso quiero trabajar mucho la representación de los números con los dedos así que hemos comenzado desde el principio con ello. als actividades que hemos realizado de forma específica para representar el 1 con los dedos y asociarlo a su cantidad son:

1. Llenar las perchas
Cada niño recibe perchas y debe pedir con los dedos las prendas de ropa necesarias para llenarlas y que haya una prenda de ropa en cada percha. Cuando jugamos a este juego y el siguiente los llamamos "juegos de muditos" ya que en ellos está prohibido hablar y sólo podemos usar los dedos para pedir lo que necesitemos. Durante este trimestre hemos jugado con una y dos perchas y lo hemos hecho en la asamblea. Recibían sus perchas (dibujadas a mano en un trocito de papel) y venían a mi tienda a comprar la ropa (pegatinas de ropa sobrantes de otras actividades). No tengo fotos porque con atender la tienda tenía bastante, jeje.

2. Cestas y castañas:
Esta actividad la realizamos en el rincón de lectoescritura. Cada niño recibía una ficha con 6 cestas y tenía que pedirme con los dedos las castañas (gomets circulares rojos) necesarias para que en cada cesta hubiese una castaña. La ficha es la que véis en las imágenes (podéis descargarla pinchando aquí o en las fotos), que yo la aproveché de otra actividad, pero que si la hacéis nueva yo os recomiendo que coloquéis hasta 5 cestas.

https://drive.google.com/file/d/0B2KNowNDUsordWxoTlAwSWF5Mlk/view?usp=sharing

Hubo niños que las pidieron de una en una; otros que agruparon y pidieron en grupos de 2 y 3 castañas; y algunos niños pusieron 5 y 6 con los dedos. Todos los alumnos menos 2 ó 3 pegaron bien los gomets y consiguieron meter una castaña en cada cesta.
https://drive.google.com/file/d/0B2KNowNDUsordWxoTlAwSWF5Mlk/view?usp=sharing

https://drive.google.com/file/d/0B2KNowNDUsordWxoTlAwSWF5Mlk/view?usp=sharing

3. Mochilas de Dora:
Hace unos años hice estos mantelitos y en ellos deben colocar en las mochilas tantos objetos como nos indiquen.



4. Ositos escondidos:
Este juego lo descubrí gracias a dos entradas del blog Tresquatreicinc (que os recomiendo muchísimo): El bote de contar y Contar con las orejasYo he hecho una adaptación a mis alumnos de 3 años y a este momento del curso. Jugamos en la asamblea y pongo delante de ellos 5 ositos y el bote abierto. Meto delante de ellos un osito, ninguno o todos y agito el bote. Me tienen que decir cuántos hay dentro. Después de jugar varias veces metía también 2 o 3 ositos para ver el nivel de conteo del grupo y saber qué niños eran capaces de contar mientras metía los ositos. Cuando los sacamos siempre los contamos entre todos. En el segundo trimestre lo iremos completando más. Os lo recomiendo porque les encanta.


5. El restaurante con 1 comensal:
Este juego ya os lo conté en la entrada El 2: ponemos la mesa.Este trimestre hemos jugado de momento sólo con un comensal.

Y en cuanto a la grafía, hemos practicado el trazo del 1 justificando que a lo mejor algún día lo necesitábamos escribir si jugábamos a "los muditos". Así que hemos realizado el trazo del 1...

1. En cristal, con mis lápices Woody de Stabilo, de los que os hablé en esta entrada
2. En la pizarra, tanto en la de siempre, dándoselo yo escrito y borrándolo ellos con el dedo húmedo; como en la pizarra blanca escribiéndolo ellos con rotuladores.
3. En el suelo realizando series con patrón castaña-piñón, hoja-piña, etc.


 4. Con gomets.
 5. Con plastilina sobre la mesa (se lo escribía yo previamente en tiza o libremente) y en cartón.

6. Con pinchitos colocando la plantilla debajo de la tablilla (tengo plantillas de números y del abecedario) y de vez en cuando se las dejo cuando usamos este material.


7. Con trocitos de hojas secas. ¡¡Les encantó!!


8. Con coches sobre carreteras formando el 1.
9. Con nuestro cuerpo, cubriendo un 1 gigante trazado en el suelo o andando sobre él.

¡Esto es todo de momento! Son cosas muy sencillitas que seguro que ya hacéis y conocéis.Y si no, espero que os sirvan.

Pintando nieve

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Ahora que estamos buscando técnicas plásticas o materiales nuevos para pintar el invierno, voy a compartir dos cositas que he hecho ya y que me han encantado por lo sencillas que son para 3 años y lo que han disfrutado los niños.

La primera es la pintura de nieve, que aprendí de Laura en la entrada Pintura de nieve de su blog Laura y su aula. Os lo recomiendo porque tiene actividades muy interesantes, sobre todo propuestas de arte para 3-4 años; y además cuenta su experiencia en escuelas fuera de España lo cual es muy enriquecedor para las que de momento no podemos ver mucho mundo escolar fuera de nuestra clase.

Como nos cuenta Laura, lo primero que tenemos que hacer es crear pintura de nieve con agua, harina y sal a partes iguales. Sus alumnos pintan un árbol directamente con esa pintura y pega estrellitas. A mi me gustó mucho su idea pero nosotros queríamos que los niños extendiesen plastilina en la portada de los trabajos del primer trimestre así que en lugar de simplemente poner alquil encima de la plastilina para que la endureciese, decidimos usar esta pintura añadiendo el alquil a la mezcla.



A mi me hubiese gustado escribir una receta adaptada a mis alumnos de 3 años y dedicar un tiempo a la elaboración de la pintura para trabajar contenidos relacionados con matemáticas y lectoescritura. No me dio tiempo así que hice yo la mezcla y les expliqué que era pintura de nieve que iba a dejar a nuestros abetos de navidad como si hubiese nevado. El resultado es muy bonito porque quedaban como si tuviesen una especie de "manto invernal" de nieve o niebla y además tenían el brillo que da la sal y que es muy parecido al de la nieve.

 
Respecto a las cantidades yo la verdad es que lo hice un poco a ojo. El primer día puse más o menos medio vaso de agua y lo mismo de sal y harina y añadí una cucharada de alquil. Quedaba muy blanco y tapaba bastante la plastilina así que los siguientes días puse menos harina y un poco más de agua. 


Y en segundo lugar hemos estampado con cucharas de papel burbuja. Ya había estampado con papel burbuja pero dando a los niños cuadrados de papel que mojaban en pintura blanca y los ponían tal cual en el paisaje invernal. Pero vi en Instagram una idea mucho más atractiva para los niños y más limpia (no recuerdo en qué perfil fue...; pero si el dueño la identifica como suya me encantará que me lo diga y le enlazo). Consiste en forrar la parte de arriba de las cucharas de madera de cocinar con el papel burbuja. Los niños mojan la cuchara en una bandeja planita con pintura blanca y estampan con la cuchara en su trabajo. ¡Les encanta! 


Algunos dieron tantos golpes con la cuchara que no se ven los copos que se forman con las burbujas. 


Os recomiendo que en la parte cóncaba de la cuchara pongáis algo que haga de relleno (una bolita de plástico o papel) para que quede el extremo un poco esférico y se pueda estampar por ambos lados de la parte superior de la cuchara.


Nosotros decoramos así nuestros árboles peladitos tras el otoño en el rincón de arte.

Peticiones: creando la necesidad de aprender a escribir el 2

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Como ya sabéis me encanta hacer actividades de peticiones. Me parece un juego perfecto para justificar el aprendizaje sistemático de la escritura de los números y reforzar su uso como cardinales. Para los que no lo conozcáis, consisten en proporcionar un dibujo decorado con pegatinas y proporcionar a los alumnos el mismo dibujo pero vacio. Deben pedir por escrito las pegatinas que necesitan para que su dibujo quede igual que el modelo. Si las pegan y queda igual, han ganado. (Podéis leer mucho más sobre este juego en las entradas Creación de listas y orientación espacial en una cuadrícula y El cohete: escritura de cardinales y ubicación en la cuadrícula con niños de 5 años)

Cuando estuve en 3 años con mi anterior grupo cometí algunos errores a la hora de hacerla y el resultado no fue tan bueno como debería (podéis leer la experiencia en la entrada Las peticiones en 3 años). En aquella ocasión, sin haber hecho antes ninguna actividad de peticiones, presenté a los alumnos modelos con dos y tres colores y diferente cantidad de cada color y les costó mucho escribir un mensaje con el que determinar ambas cosas. Además, para hacer la petición intentaban emplear lenguaje verbal escrito en lugar de dibujar las pegatinas (estrategia que debería ser  la más común en 3 años) o emplear los números como cardinales. Y por último, como era tan difícil para ellos hacer el mensaje, en ocasiones les daba lo que me pedían oralmente al llegar a la mesa y no lo que ponía en la nota (si no era legible no debería haberles dado nada).


Este año he pensado en mejorar la actividad y algunas cosas que influyen en ella. En primer lugar, he decidido dar más protagonismo al "lenguaje matemático" en la vida del aula. Es cierto que hay números por todos los rincones del aula pero yo creo, que como hay tanta presión con aprender a leer y a escribir, leemos y escribimos mucho lenguaje verbal y poco lenguaje matemático (el cual usamos más de forma oral). Así que decidí aprovechar todas las situaciones posibles para dar valor al número escrito. Puedo contaros poquitos ejemplos porque aunque estamos en febrero, tengo la sensación de que estamos empezando ahora a arrancar. Uno de ellos sería la presencia de los números en las recetas para indicar cantidades. Hace poco hicimos limonada y en la receta intenté resaltar mucho el papel del número 1 escrito indicando las tazas que teníamos que echar de cada uno de los ingredientes. Dentro de unos días haremos brochetas de fruta y trataré de hacer lo mismo con los números que aparezcan en las recetas para determinar la cantidad de trozos de cada fruta que tenemos que pinchar.


En la asamblea de la mañana el encargado cuenta las letras de su nombre y desde principio de curso yo escribo el número correspondiente y buscamos otros sitio de la clase donde está escrito el mismo número (normalmente en el calendario, la tabla del 30 o la recta numérica). 

Y seguimos haciendo el concurso de la fruta, para dar valor a la representación de los elementos que hay de cada fruta (inicialmente los dibujo y después los simbolizo con una cruz) y a la cantidad que obtenemos si contamos dichos elementos (aunque os lo contaré en una entrada pero de momento podéis leer en qué consiste en la página 22 del artículo Oportunidades para aprender matemáticas a lo largo de una jornada en el segundo ciclo de infantil)


Por otro lado, es mejor empezar a jugar con peticiones de un mismo elemento (por ejemplo pegatinas todas de un color) que esté en cantidad variable. Es decir, que para pedirlo por escrito sólo necesiten determinar la cantidad, que además es lo que nos interesa principalmente. 

Además, para dar valor al mensaje escrito, sólo proporcionaré lo que me pidan en el mensaje escrito y si no lo entiendo, no podré darles nada. De este modo tiene sentido trabajar en otros momentos un lenguaje matemático que todos comprendamos.

Y por último, he decidido hacer este juego muchas más veces, aunque sea de forma más sencilla para que podamos recordarlo con frecuencia y recurrir a esa experiencia para contextualizar los aprendizajes que implica.

Así que nos hemos puesto manos a la obra y antes de trabajar la escritura del 2 en las fichas de los libros que usamos, hemos tenido que pedir tantos platos como comensales aparecían en la mesa (los comensales son las mascotas de nuestro método Nuba y Next). Había mesas con un comensal y con dos, dispuestos de dos maneras diferentes y por detrás el recuadro para pedir las pegatinas. Yo quería que la petición la realizasen por detrás para forzar el conteo y evitar una correspondencia término a término (si está delante la mesa y el recuadro para la petición podrían ver un comensal, dibujar un plato, ver el otro y dibujar el otro plato, sin necesidad de contar y emplear el número como cardinal).  Podéis descargar los dibujos en PDF pinchando aquí.


Ya habíamos jugado a poner la mesa para 2 comensales en la asamblea así que el contexto  era conocido. Aúna sí vimos juntos una de las mesas para analizar las "personas" que iban a comer, lo que tenían (tenedor, cuchara, vaso...) y lo que les faltaba (platos). Las instrucciones que dí después de esto fueron algo así como "Cada niño va a tener una mesa en la que van a comer Nuba y Next o sólo Nuba. Para que puedan comer necesitan platos. Por detrás me tenéis que apuntar con el lápiz los platos que necesitáis. Los platos son estas pegatinas. Cuando vea lo que habéis escrito os daré los platos que hayáis pedido y los tendréis que poner en la mesa. Si tenéis uno para cada uno y pueden comer, habéis ganado".


Los resultados fueron bastante buenos para ser la primera vez que un juego exigía una petición por escrito para ganarlo. De 19 alumnos que vinieron ese día, todos menos 4 recibieron pegatinas porque su mensaje era legible, en un primer intento o sucesivos. A 2 alumnos les di las pegatinas porque efectivamente las habían pedido correctamente por escrito aunque necesité algo de ayuda oral para interpretarlo. Les dije que la próxima vez seguro que lo apuntarían más claro y lo comprendería mejor.

Las estrategias que emplearon para elaborar los mensajes fueron: 

1. Dibujar tantos círculos como platos-pegatinas necesitaban (estrategia mayoritaria; empleada por 8 niños)


2. Dibujar tantas rayitas como platos necesarios (1 alumno).


3. Dibujar un comensal por cada plato necesario (1 alumno).


4. Dibujar la mesa con los platos necesarios (un círculo o cuadrado y dentro tantas marcas como platos) (1 alumno).


5. Emplear lenguaje verbal escrito (2 alumnos).



6. Dos alumnas intentaron escribir el número 2 aunque no estaba bien trazado (al principio no sabía que era pero una de las niñas siguió intentando hacerlo bien así que cuando me di cuenta de que estaba haciendo el número 2 le dí las pegatinas y le escribí el 2 correctamente en un papel).


Ha sido una experiencia muy buena y seguiremos trabajando en esta línea durante todo el curso para llegar poco a poco a la escritura de los números con sentido cardinal.

El concurso de la fruta: matemáticas, lectoescritura y algo más.

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Voy a compartir una actividad que hago todos los años y que, al escribir la entrada anterior, me di cuenta de que nunca la había contado con detalle. Es muy sencilla y seguro que muchos de vosotros ya la hacéis, pero como a mi me parece tan llena de contenido y los alumnos disfrutan tanto con ella, quiero compartirla con los que no la conozcáis.

En los coles que he trabajado siempre recomendamos a las familias que un día o dos a la semana los alumnos traigan fruta para el desayuno de media mañana. A muchos de ellos les suele costar comérsela así que empecé a hacer el concurso de la fruta como una forma de motivarles, animar el momento del desayuno y trabajar con una situación cotidiana contenidos relacionados con lectoescritura y matemáticas.

Una vez que he ayudado a abrir todos los tuppers y frutas y estamos tranquilos desayunando, comenzamos a concursar. Pueden hacerlo todos los alumnos que hayan traido fruta y se la hayan comido (al menos un mordisco, un trocito, la mitad...dependiendo del esfuerzo que suponga para cada niño). En orden, el de los equipos por ejemplo, me van diciendo la fruta que han traido y lo anotamos en la pizarra. Los niños que no han traido fruta también nos dicen qué están desayunando y hacemos un análisis sobre si es fruta o no (en 3 años no tienen claro lo que incluye el término "fruta") y si es más, menos o igual de sano que la fruta; pero no se anota para el concurso.

Después, contamos cuántas frutas hay de cada tipo y vemos de cuál hay más. Esa fruta es la ganadora de ese día y algún niño que la haya traido y ya se la haya comido, sale a la pizarra a escribir el nombre de dicho alimento.

En 3 años yo comienzo a hacerlo en el segundo trimestre, cuando veo que ya están de forma general adaptados al cole y el momento del desayuno no es angustioso para ellos y por tanto son capaces de comer algo (incluso fruta aunque les guste menos). Comenzamos escribiendo el nombre de las frutas que hay y la cantidad la representamos con dibujitos de dicha fruta, como véis en la foto.


Cuando vemos que ya están preparados, pasamos a una representación "más matemática" de la cantidad, anotandola con cruces.


En este curso comenzamos sólo contando la cantidad de cada fruta entre todos, escribiendo el total y buscando la ganadora. Pero a medida que avanza el curso contamos también la cantidad de frutas distintas que hay y vemos de cuál hay menos. Hacia final de curso analizamos cuántas peras y manzanas hay juntas, por ejemplo.

Mientras escribimos los nombres en las frutas, repasamos letras que conocen, escuchamos que manzana y mandarina empiezan igual, vemos que nombres son cortos o largos, etc.

En 4 años comenzamos a realizar el concurso casi desde principio de curso, ya que en 3 años se convierte en una rutina más y les gusta mucho. Seguimos contando los tipos de frutas y cuántas unidades hay de cada uno. Y vemos qué fruta es la ganadora porque la han traido más niños y cuál han traido menos alumnos. En este nivel, hacia final de curso, ordenamos todas las frutas desde la que ha habido más cantidad hasta la que ha habido menos.

Y en 5 años el concurso se enriquece un poquito más. Comenzamos de manera parecida pero en seguida la representación de las cantidades, si la hago yo en la pizarra, empieza a hacerse con palitos agrupados de 5 en 5. 

Digo "si la hago yo en la pizarra" porque una vez que ha pasado un pequeño periodo de adaptación, son varios secretarios los que llevan el concurso. Uno o dos de ellos preguntan a los demás que fruta han traido y lo van apuntando.


Otros hacen el recuento y apuntan en la pizarra el resultado final.


Ente todos vemos qué fruta ha sido ganadora y depende del tiempo que tengamos, ordenamos las cantidades de mayor a menor, hacemos un podio, planteamos problemas (por ejemplo, "¿cuántos plátanos hay más que peras?"), etc.

En 5 años la escritura de las frutas si la hago yo en la pizarra es en minúsculas. El secretario puede emplear minúscula o mayúscula siempre que su nota sea legible para hacer recuento y pasarlo luego a la pizarra.
Esta actividad yo la aprendí de Magdalena (autora de El blog de mi aula) en el cole en el que estuve de funcionaria en prácticas. Ella lo hacía con un gráfico de barras con frutas en la abscisa y números en la ordenada. Los rectángulos de las barras eran inmantados y el panel con el gráfico también, de tal forma que iba colocando un rectángulo en la fruta que cada alumno había traido hasta formar todas las barras. A mi me gustó mucho esta manera de representarlo porque me encanta hacer gráficos de barras en infantil. Pero no lo he hecho por no fabricar y acumular un material más en el aula y porque al final trabajo los gráficos de barras en otros momentos. ¡¡Mil gracias Magda por tu inspiración y por todo lo que aprendí ese año!!

Leemos y escribimos para hacer brochetas de frutas

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Durante el mes de febrero estuve haciendo un curso que me encantó y en el que aprendí muchísimo. Se llamaba "Leer y escribir desde un enfoque comunicativo e inclusivo" y estre otras muchas cosas y resumiendo muchííisimo, nos contaron...
  • cómo llevar a cabo la enseñanza de la lectura y escritura dando el poder de la palabra a los alumnos,
  • confiando en su capacidad de crear un texto independientemenet de la fase de adquisición de la escritura en la que estén,
  • el trabajo con el texto como unidad de significado,
  • el planteamiento de las mismas propuestas para TODOS los niños y niñas esperando, respetando y alabando por igual, sus diferentes respuestas,
  • la importancia del respeto al proceso evolutivo y de nuestra paciencia para proponer sin esperar respuestas cerradas e iguales,
  • cómo trabajar con las familias para que entiendan y compartan este enfoque de enseñanza
  • y nuestro papel estando alterta para rescatar situaciones del aula en las que leer y escribir puedan realizarse para comunicar de verdad.

https://drive.google.com/file/d/0B2KNowNDUsorZ1hGZDNIM2FkMVE/view?usp=sharingAsí que desde el primer día del curso, además de mejorar la reunión con las familias, cambié mi mirada en el aula para enfocar todas las propuestas que pudiese desde el enfoque comunicativo y aprovechar cualquier mínima ocasión para escribir, cada uno a su manera, con las letras que conozcan, con las de su nombre, como ellos sepan. 

Y bueno, hemos hecho ya alguna cosilla pero quizá la más grande fue rehacer el proceso de preparación del taller de brochetas de fruta.
Teniamos previsto que viniesen familiares para ayudarnos a hacer un desayuno saludable en el cole. Yo ya tenía hecha la receta que véis (y que podéis descargar en PDF pinchando aquí o en la imagen) y habíamos estableccido un día para salir a la calle a ver las tiendas y comprar todo lo necesario para el taller.

Y fui al curso y decidí que había muchas cosas que leer y escribir en la propuesta. Para empezar la receta nos la dejó Nuba, la mascota del método que usamos. Y, aguantándome las ganas de dar yo ninguna información ni mencionar la palabra "receta" comenzamos por lanzar ideas de lo que podía ser aquel papel y lo que ponía, en función de todos los conocimientos previos sobre textos que tenían los alumnos. En este caso era yo la que iba escribiendo lo que me decían, sirviendo así de modelo.


Una vez que concluimos que Nuba quería que pinchásemos fruta en un palito para comerla y que la nota nos explicaba cómo se hacía, preparamos entre todos la lista general de tareas a llevar a cabo.


Y después, la lista de lo que necesitábamos comprar el día que fuésemos de paseo a la calle. En este caso salieron los alumnos a escribir la lista de la compra. Pidiéndoles permiso, lo escribía yo al lado "a mi manera" para que entre su escrito y el mío, nos enterásemos bien de todo lo necesario. 


Habíamos apuntado plátanos, mandarinas, peras y manzanas pero... ¿cuántas necesitábamos de cada una? La receta no nos daba pistas así que en este caso les plantee yo el problema. Isabel, mi compañera y yo habíamos pensado que en cada equipo (los niños y niñas están divididos en los equipos rojo, azul, amarillo y verde) comerían 2 piezas de cada fruta. ¿Cuántas de cada uno necesitaríamos en total, para todos los equipos? Era un problema difícil así que hicimos unos cartelitos de cada color y sobre ellos íbamos colocando unas frutitas de juguete que nos dejó la maestra Almudena. Tenían que contar hasta dos y después contar el total de cada tipo. Por último, debían apuntarlo en la lista, delante del nombre de cada fruta.



También apuntamos los platos y palos necesarios. Enseguida varios niños dijeron que como teníamos que tener uno cada uno necesitábamos 24.


En el rincón de lectoescritura escribimos cada uno nuestra propia lista de la compra para poder repetir la brocheta en casa. Como véis, convivimos con fases muy distintas del proceso de aprendizaje de la escritura.


El día antes de la salida debíamos repartir responsabilidades, así que fuimos apuntando las cosas que íbamos a tener que llevar desde el cole y las que tendríamos que traer de vuelta una vez hecha la compra. Después hicimos sorteos y los alumnos a los que les tocó alguna tarea, salieron a escribir su nombre en ella.


Por último, escribimos qué cosas podíamos hacer cuando estuviésemos en la calle y en las tiendas (también he aprendido en el curso que las normas deben ponerlas ellos y siempre enunciarlas en positivo) . Salieron los niños a apuntar cosas como: ir en fila, andar despacio, estar quietos dentro de las tiendas, agarrar fuerte las bolsas para no perder nada, cruzar por el paso de cebra, etc. En este caso no hice yo ninguna transcripción por falta de tiempo.

El día de la salida leimos la lista de tareas y responsables para recordarlo y repartir las cosas que teníamos que llevar. Les tuve que ir ayudando porque no eran capaces aún de leer las tareas. Algunos nombres escritos por los niños no son aún legibles y me hubiese gustado hacer más hincapié en ello para justificar por qué practicamos tantas veces la escritura de su nombre. No nos dio tiempo a más.

Dentro de la frutería, el niño que llevaba la lista de la compra la "leía" aunque tuvieron que ayudarle el resto con su memoria para pedir correctamente las frutas necesarias.

¡¡Por fin llegamos al aula!! No perdimos nada por el camino y casi ninguna fruta llegó golpeada.Así que al día siguiente recibimos a las familias para "cocinar" con ellas un desayuno sano.

San Valentín o cómo el color para pintar sale de los corazones

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El 14 de febrero no tenía intención de mencionar que era San Valentín. Menos aún de hacer alguna actividad relacionada. Pero sí tenía en mente hacer durante esos días una propuesta de arte del blog Laura y su aula, que explicaba Laura en la entrada Pintamos con papel pinocho.

Al comenzar la asamblea dejo un ratito para que los niños cuenten lo que quieran. Vienen con muchas ganas de hablar y me parece fundamental que tengan un tiempo en el que puedan compartir que tienen una herida nueva, que es el cumpleaños de su papá, que su hermanito es un tragón, que tienen muchos coches, etc. Y el 14 de febrero una niña nos contó que era San Valentín. Pregunté que qué día era ese y bastantes niños se sientieron motivados por la pregunta y levantaron sus manos para contarme que era el día de los besos, de los novios, de quererse...¡y de los corazones! Esto último lo tenían clarísimo. Esa extraña atracción tienen los niños pequeños con los corazones...

Así que les dije que después si querían podían pegar corazones para hacer un cuadro de San Valentín y se pusieron como locos. Suerte que durante el recreo tuve un rato para recortar corazones de papel pinocho de distintos colores y tamaños. No necesitaba que estuviesen perfectos pero sí que hubiese muchos. Y al volver del patio aproveché para trabajar el pegado de papel ya que aún a varios niños les costaba poner el pegamento entre el papel a pegar y el soporte y seguían poniéndolo sobre el papel que querían pegar.

Les dí una lámina con un marco y una bandeja de corazones por equipos y se pusieron manos a la obra. Cuando a cada uno le gustaba ya su cuadro paramos. ¡Ahora vamos a pintar con agua! Me miraban callados. "Mirad, estos corazones son mágicos. Si pintamos con agua sobre ellos, nos dan color para completar el cuadro". Les encantó.


No todos los colores destiñen igual. Los que más color dejan al pasar el pincel con agua son el rojo, fucsia, naranja y amarillo.


Así los cuadros ya quedaron preciosos pero me gustaba la idea de Laura de pintar encima un dibujo con rotulador negro ya que lo había hecho en otras ocasiones (por ejemplo, en los cuadros pintados con cubitos de hielo de colores) y queda genial. Así que la semana siguiente, les propuse dibujar sobre los corazones a alguien a quien quisiesen mucho. Y algunos cuadros finalmente quedaron así:


La parte de pegar corazones y pintarlos con agua la hicieron todos juntos, ya que tenía sentido hacerlo el día de San Valentín. El dibujo con rotulador negro lo hicieron en el rincón de arte durante la semana siguiente.

Es una actividad que nos ha gustado mucho y que se puede hacer en todos los niveles cambiando las formas del papel pinocho. Si no la conociaís, espero que disfrutéis vosotros también con ella.

Pieles de animales

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Estamos aprendiendo muchas cosas sobre los animales, entre ellas, a diferenciar qué cubre su cuerpo. Nos hemos puesto manos a la obra y, después de ver muchas fotos de animales, decidimos imitar su pelo o escamas con pintura. Por equipos, pintaron pieles de tigre, oso panda, leopardo, jirafa, cebra y serpiente.


Para ello necesitamos dos ratitos en días distintos, el primero para pintar el color de base y el segundo para hacer sobre él rayas o manchas de distintas formas. En el caso de la cebra y el oso panda, como usamos papel continuo blanco, no pintamos el fondo.


Sobre estas pieles les dibujaría yo las siluetas del animal en un tamaño un poco menor que el DINA4 y lo picarían para obtener un animal con piel "de verdad". Así que cada niño debía elegir que animal iba a querer hacer. Esta parte a mi me encantó. Desde que hice el curso "Leer y escribir desde el enfoque comunicativo e inclusivo" aprovecho muchas más situaciones para que los alumnos usen el lenguaje escrito para comunicar de verdad. En este caso, apunté los nombres de los animales cuyas pieles teníamos y coloqué encima la silueta para que supiesen qué ponía ahí y eligiesen mejor. Cada niño/a salió a escribir su nombre en la columna del animal que prefería. Les insistí en que debían esfrozarse porque mientras que ellos iban a comer yo les iba a preparar los animales y si no entendía bien los nombres, quizá no sabría qué animal quería cada niño o niña. Practicamos así la escritura del nombre con una utilidad real.


Cuando tuvimos las preciosas listas de nombres que véis en la foto, me puse manos a la obra y le preparé a cada niño su silueta en la parte trasera de la piel correspondiente. Las podéis descargar pinchando aquí en PDF pero lo mejor es que las dibujéis en un cartón para que podáis repasarlas más cómodamente. Como tengo alumnos de 3 años y tampoco tenía mucho más tiempo, esta fase la hice yo pero con un poco de calma y sobre todo con niños de 4 y 5 años, pueden repasar ellos las siluetas.


Y por las tardes en equipos fueron picando con el punzón el animal elegido, lo cual nos viene muy bien porque aún hay deditos con poca fuerza. ¡¡Y les encantaba el resultado!! Les añadí unos pequeños detalles en las caras y los pegaron en una lámina de su método para utilizarla como portada de los trabajos del segundo trimestre.


Como veis es una actividad sencilla pero como a los niños les llaman muchísimo la atención los animales, resulta muy muy motivadora para ellos.

Comunicar con números: peticiones en 3 años

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Algunos ya sabéis por Instagram que estoy embarazada de 4 meses. Estoy pasándolo regular y aunque he vuelto a trabajar después de estar de baja unos días, estoy muy cansada y me está siendo imposible encontrar fuerzas para el blog. Pero antes de hacer un parón quería contaros cómo hemos ido trabajando las peticiones durante todo el curso para dar sentido a la escritura de numerales y hasta dónde hemos llegado.

Para los que no conocéis el juego, el objetivo principal es el uso del número como cardinal y su escritura en una situación de comunciación real. En la entrada Peticiones: creando al necesidad de aprender a escribir el 2 os conté cómo habíamos comenzado y por qué. Desde entonces hemos repetido la actividad con bastante frecuencia. Al principio la hacíamos todos juntos con el formato que vistéis en esa entrada, en el que se entrega un dibujo al que le faltan elementos y por detrás deben apuntar cuántas pegatians de dicho elemento debo darles. Si entiendo el mensaje, se las proporciono y deben pegarlas. Si no les sobran ni faltan pegatinas, han ganado. 

Desde aquella entrada, hemos jugado varias veces con jaulas que debían llenar con un insecto-pegatina cada una y con casitas y ventanas-pegatinas. 


Los resultados fueron mejorando y poco a poco abandonaron el lenguaje verbal para pasar a usar representaciones matemáticas: la escritura del numeral o dibujo de las pegatinas necesarias.

Y en el mes de marzo ya pasamos al formato "verdadero" de peticiones, en el que, dado un modelo, debían pedir por escrito las pegatinas necesarias para completar un dibujo igual que el modelo pero vacío. Si al final quedaban igual, ganaban. Este formato lo hicimos con un pavo real al que había que decorarle algunas plumas, y con una vaca y sus manchas. En estos casos jugaban en el rincón de matemáticas los niños que iban eligiendo el rincón. Al finalizar la semana debían jugar todos y en caso de que repitiesen podían usar otro modelo si habían ganado con el primero dado.



Vamos por partes. En el pavo real hice 3 modelos graduados en dificultad (podéis descargarlos en pdf aquí):
1º. Pavo real con 2 pegatinas verdes en las plumas.
2º. Pavo real con 3 azules
3º. Pavo real con 2 pegatinas moradas y 1 naranja.

Al hacer el material cometí el error de coger un pavo real de internet y no borrar todos los círculos de las plumas y marcar sólo el círculo en las plumas que debían ir decoradas. Eso hizo que en un primer intento varios niños contasen todas las plumas y que la mayoría de los niños, a pesar de pedirlas bien en su primer intento o sucesivos, las pegasen en posiciones incorrectas.


Respecto a la representación de la cantidad, hubo pocos alumnos que empleasen ya lenguaje verbal. Un grupo de alumnos intentó hacer un número 3  y si era más o menos legible lo daba por válido.


Otro grupo de alumnos, más numeroso que el anterior, dibujó las pegatinas. Más o menos la mitad de la clase empleó esta estrategia en un primer intento y el resto en sucesivas pruebas.


Como hasta ahora habíamos jugado a peticiones en las que tenían que determinar solamente la cantidad, en el primer intento ningún niño determinó el color en su nota. Al hacerles volver para anotarlo y poder interpretar su escrito, hubo alumnos que añadieron una mancha al lado del número, que colorearon los dibujos de pegatinas o que volvieron hacer el número 3 pero ahora del color correspondiente. 


Dos alumnos intentaron escribir la palabra "azul", uno de ellos con pintura azul (lo dí por comprensible) y otro con el lápiz. En este último caso, al no ser legible la palabra y por tanto no comprender la nota, volvió a su sitio y coloreó de azul sobre las letras que había escrito.


De mi grupo de 25 alumnos, 2 no comprendieron el juego y a pesar de ayudarles mucho no llegaron a poder realizar la actividad. Otro alumno comprendía lo que tenía que hacer pero tuve que ayudarle a elaborar el mensaje. Y por último, con un alumno con TEA no trabajamos la elaboración el mensaje sino la cantidad, cogiendo de un montón de pegatinas sólo las necesarias, e imitación del modelo. Para pegarlas en la posición correcta necesitó ayuda, en parte por el error que he comentado en la elaboración del material.

¡Vamos ahora con la vaca! En el mes de mayo, aprovechando la visita a la granja propuse para el rincón de matemáticas durante dos semanas no consecutivas la misma actividad pero con una vaca. En este caso podían jugar con 3 modelos:



1º. Vaca con 2 pegatinas moradas y 1 naranja (para alumnos que les costaba el conteo y representación del 3, que perdían varias veces con el 2º modelo o que querían volver a jugar)
2º. Vaca con 2 pegatinas rojas y 2 amarillas (ste modelo era el que recibían casi todos los alumnos la primera semana que se propuso la actividad)
3º. Vaca con 3 pegatinas verdes y 2 azules.

https://drive.google.com/file/d/0B2KNowNDUsorTU9FR01uWnBJOE0/view?usp=sharinghttps://drive.google.com/file/d/0B2KNowNDUsorTU9FR01uWnBJOE0/view?usp=sharing


Podéis descargar en PDF los modelos y las fichas de trabajo pinchando aquí o en las imágenes anteriores.


En este caso, de los 25 alumnos, 21 ganaron en un primer intento o sucesivos. De nuevo 2 alumnos siguieron sin comprender el juego a pesar de ayudarles yo y de estar presentes en varias puestas en común en las que otros niños contaron lo que habían hecho para ganar. Otro alumno, que comprendía el juego pero no conseguía elaborar el mensaje por un problema de atención, en un intento y con mucha ayuda consiguió hacer tantas marcas como pegatinas necesarias. El alumno con TEA consiguió coger de un montón sólo las pegatinas necesarias para reproducir el 2º modelo pero necesitó ayuda para pegarlas en la misma posición que en el modelo.


De los 21 que ganaron, esta vez sólo 2 alumnos comenzaron usando lenguaje verbal y en el segundo intento evolucionaron a dibujar las pegatinas o escribir el número. Para mi esto es un gran avance porque la primera vez que hice esta activdiad la mayoría de los niños intentaban hacer la nota empleando letras o pseudoletras y  me fue casi imposible sacarles de ahí. Esto quiere decir que se ha conseguido el objetivo de dar más funcionalidad al lenguaje matemático.

La estrategia usada por la mayoría de los alumnos ha seguido siendo dibujar las pegatinas. Cuando vuelva jugaremos con modelos con mayor número de pegatinas y como habrán evolucionado en la escritura de numerales, probablemente disminuirá el número de niños que las dibujen todas.


Un grupo de alumnos, más numeroso que con el pavo real, escribe los numerales 

y dos de ellos los escriben tantas veces como pegatinas necesitan (es decir, escriben "22" si necesitan dos pegatinas).


En este caso ya casi todos los alumnos determinan el color de las pegatinas necesarias en su primer intento. La mayoría lo hace dibujando las pegatinas o escribiendo el número con el color correspondiente. Un alumno intentó escribir el nombre del color.


Como conclusión, el avance desde principio de curso ha sido enorme y los resultados claramente más satisfactorios para todos que cuando, sin casi ninguna repetición previa, jugamos a peticiones con la vaca hace 3 años con otro grupo (podéis leer la experiencia en la entradaLas peticiones en 3 años). Para mi los logros principales han sido:
- Los alumnos saben diferenciar los usos del lenguaje verbal y matemático y los han empleado de forma funcional en propuestas adecuadas.
- Hemos trabajado la universalidad de los mensajes matemáticos cuando son legibles ya que en esta ocasión, salvo contadas excepciones, sólo he proporcionado pegatinas si comprendía la nota.
- Al empezar de forma progresiva y graduar la actividad durante todo el curso,  acompañándola de propuestas de enumeración y cuantificación, la gran mayoría de los alumnos han conseguido los objetivos y por tanto han ganado el juego y la motivación hacia la actividad ha sido muy alta (tenia que haber tenido preparados modelos más complicados...)

Para terminar, dar las gracias a Blanca Aguilar Liébana y el resto de autoras del maravilloso libro Construír, jugar y compartir, por su inspiración y motivación para comenzar a hacer esta actividad en 3 años y por la imagen de su vaca y el modelo de hoja de trabajo de los alumnos.

Problemas de asamblea en 3 años: ositos escondidos, números con dedos y problemas verbales.

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Ayer recibí en mi casa el material del alumno de ¡A contar! Matemáticas para pensar de 3 años. Os conté hace tiempo que es un material de la editorial Santillana para trabajar las matemáticas con actividades en la línea de las que habéis visto por el blog; peticiones, juegos de tablero, taller de problemas, enumeración, etc. Existía para 4 y 5 años y para el curso que viene estará disponible también para 3 años, con actividades y cuentos preciosos y adaptados a los niños de esta edad.


Participando en la creación de este material aprendí que es interesante empezar a trabajar los problemas en 3 y 4 años con ayuda de objetos que entran y salen de una caja. De esta forma, los alumnos pueden ver que añadimos o quitamos elementos reales y contar ellos mismos el resultado final, lo que tenemos inicialmente o lo que introducimos/quitamos. Marta, en su blog Trescuatreicinc también nos habla de ello en las entradas El bote de contar y Contar con las orejas. Así que, cuando empezó este curso en 3 años, decidí empezar por aquí. 

Nosotros hemos usado un bote y cinco ositos. Podríamos haber metido más al final del curso pero muchos niños aún no tienen dominadas las descomposiciones hasta el 5 y aún no participan todos los niños, por lo que preferí dejarlo en una cantidad pequeña accessible a todos.


Comenzamos el curso metiendo un osito, ninguno o todos, cerrándolo y haciéndolo sonar. Por el oído tenían que estimar cuántos había. Después abriamos el bote, los sacábamos y los contábamos.

Hacia la mitad del curso empezamos a proponer problemas. Por ejemplo, metía un osito delante de ellos. Luego les decía "ahora voy a meter otro osito más" y lo metía de forma que lo vieran bien. Después cerraba el bote y les preguntaba: "¿Cuántos ositos hay ahora dentro?". Cuando varios niños decían una solución, los sacaba y los contábamos juntos.

Y a medida que avanzó el curso fuimos aumentando la cantidad de ositos que había dentro o que introducíamos y también comenzamos a jugar quitando ositos. Por ejemplo:  "Dentro del bote hay 4 ositos. Ahora saco 3 (los saco delante de ellos). ¿Cuántos ositos quedan dentro?". Los 4 ositos iniciales al principio los metía delante de ellos y los contábamos y estas últimas semanas a veces los tenía metidos yo previamente y sólo veían los que sacaba. Igual que antes, al terminar y cuando varios niños decían la solución, sacaba los ositos y los contábamos juntos.

Al final de curso, más de la mitad de la clase es capaz de dar una solución correcta.

Los problemas se pueden complicar preguntando por la cantidad inicial o por la cantidad de cambio. Los que uséis ¡A contar! tenéis un montón de ejemplos en la guía del maestro contextualizados en los cuentos.

El trabajo con los problemas de caja lo hemos simultaneado con juegos y canciones para poner números con los dedos, como preparación al uso de esta estrategia para resolver problemas verbales. Hemos cantado mucho la canción El camión azul.



Y he usado muchísimo este material para cantar Un elefante se balanceaba. A medida que cantaba iba colocando los elefantes y teníamos que ir poniendo con los dedos los que había. Los últimos meses de curso, al llegar a 6, como ya se caían, hacíamos una cuenta atrás y quitábamos dedos.

https://drive.google.com/file/d/0B2KNowNDUsorM3FqQ1dERWxqWkU/view?usp=sharing

Para mi ha sido muy útil así que pinchando aquí o en la imagen os podéis descargar las imágenes de los elefantes, al araña y las letras y notas musicales. El tamaño total del material es un poco más grande que DINA3 y tanto el soporte como los elefantes están plastificados.

También hemos jugado a "Muditos", teniendo que pedir un número de objetos sólo usando los dedos.


En el mes de mayo comenzamos ya a alternar los problemas de caja con problemas verbales, en los que les digo el enunciado de un problema que deben resolver mentalmente o con los dedos. Podéis leer más sobre ellos en Problemas de asamblea I: qué son y cómo los hacemos y Problemas de asamblea II: tipos de problemas. Los he planteado con cantidades hasta 5 y contextualizados en la vida del aula. Por ejemplo: "Marcos tiene 5 galletas de dinosaurio en su paquete y sólo se ha comido 1. ¿Cuántas le quedan en la bolsa?"

Al principio casi ningún niño era capaz de dar la solución y sólo un tercio de la clase pensaba en el problema. Estos últimos días más o menos un tercio de los alumnos dice la solución correcta y casi todos "entran" en la actividad. De forma espontánea más o menos la mitad de los niños usa los dedos para representar y resolver el problema aunque no todos lo hacen de forma correcta. Es decir, algunos niños sólo ponen alguna de las cantidades pero aún no saben qué hacer con el otro dato. Todos los alumnos, si les ayudo yo a representar los datos con mis dedos como modelo, son capaces de realizar el conteo final.

En cualquier caso, tanto los problemas de caja como últimamente los verbales, son actividades muy motivadoras para ellos, que les entusiasman porque las viven como retos. Así que, al menos, hemos sembrado el campo para seguir avanzando.
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