Nadie nos enseña que vamos a sudar moviendo muebles y limpiando el polvo de la clase. Es agotador y nos resta varios días del curso que podríamos dedicar a programar. Nadie nos dice que vamos a tener que sacar punta a cientos de lápices de colores y ceras con cierta regularidad y que nos van a salir ampollas al hacerlo. No se enseña en la universidad que cuando planificamos una salida, somos nosotros los que tenemos que recoger el dinero y, en muchas ocasiones, cambiar muchas monedas por muchos billetes. Y que el monedero y nuestro bolso esos días van a pesar más. Tenemos muy clara la normativa sobre cambiar a niños que se hacen pis o caca, pero no siempre se enseña a los maestros a dar más importancia a nuestro lado humano que a nuestras estrictas funciones como docentes. Y sí, muchas veces los maestros limpiamos a niños que lo necesitan. Sabemos que la escoba y la fregona están en el cuatro de la limpieza, pero también tenemos que saber que las usaremos para barrer la clase cuando juguemos con arena, cuando los niños traigan barro del patio o cuando haya vómitos o pises inesperados.
Y así podríamos enumerar muchas más cosas que se hacen cada día en un aula de Educación Infantil. Pero, ¿forman parte de nuestro trabajo?. Muchas de ellas no están dentro de las funciones que desempeña el tutor y que se recogen en los documentos oficiales. Podemos esperar y quejarnos de lo mal que funciona tal o cual organismo o podemos hacerlo con la seguridad de que con esas labores también estamos enseñando.
Ser maestros es enseñar con todo nuestro ser, con nuestros movimientos, con nuestras acciones y palabras y con el entorno que generamos a nuestro alrededor. Enseñamos cambiando un pis, enseñamos manteniendo nuestra clase limpia y ordenada, enseñamos dejando para pintar unos lápices bien afilados. Y sí, claro que los niños tienen que aprender a sacar punta a las pinturas. Pero ¿cómo van a hacerlo si no han disfrutado antes del placer de colorear con un lápiz afilado?.
Para mí, ser maestros de Educación Infantil es proporcionar toda la logística para que los niños aprendan. Parte de esa logística nos la da la universidad porque nos enseñan a conocer a los niños, programar actividades y preparar materiales. La otra parte somos nosotros, nuestra casa, nuestras manos, nuestras lavadoras, nuestros monederos, nuestro tiempo,....NUESTRA ACTITUD.